La sección Gossip de Merca2, la más leída por los lectores que buscan estar al tanto de la vida de los famosos, recoge en exclusiva la situación que atraviesa la familia Ortega Cano tras la trágica muerte de Michu, expareja de José Fernando. La noticia de su fallecimiento ha vestido de luto a todo el clan, que no dudó en trasladarse a Andalucía para darle el último adiós. El torero, acompañado de sus hijos, quiso estar presente en ese duro momento, pero las decisiones que han tomado en los días posteriores no han gustado a todos. Inmaculada, madre de la fallecida, ha roto su silencio en el programa Fiesta para desvelar lo que, según ella, se esconde detrás de los gestos del clan y para matizar cuestiones que hasta ahora se habían mantenido en privado. Sus declaraciones han provocado un auténtico terremoto mediático y vuelven a colocar en el centro del debate la delicada relación entre Michu y la familia Ortega.
1La madre de Michu ha hablado muy claro

La madre de Michu sorprendió en el espacio presentado por Emma García al confirmar que su hija había redactado un testamento antes de dar a luz, con la intención de proteger a la pequeña Rocío en caso de que algo sucediera. En ese documento inicial, quedaba reflejado que tanto Ortega Cano como Ana María Aldón serían los responsables de la crianza de la niña. Sin embargo, Inmaculada asegura que su hija había pensado en más de una ocasión en cambiar sus últimas voluntades. Según explicó, Michu quería que su hija creciera en Andalucía, rodeada de sus raíces, y no en Madrid bajo el amparo de los Ortega. Aunque finalmente no se produjo esa modificación, la madre de la joven insiste en que esa intención estuvo presente hasta sus últimos días. Con respecto a la herencia, la entrevistada desveló que ella es la heredera oficial, pero matizó que el patrimonio de Michu era muy modesto: una pequeña vivienda, un coche, una moto y algunas cuentas bancarias que todavía se están revisando. Nada que pueda compararse con las grandes fortunas del entorno mediático, pero suficientes para desatar interrogantes sobre el futuro de la niña.
En su intervención, Inmaculada fue especialmente clara al hablar de los últimos días de vida de su hija, subrayando que se encontraba en una etapa de aparente estabilidad emocional. Después de años complicados, en los que los desencuentros con la familia de Ortega Cano llegaron incluso a los tribunales, Michu había dejado atrás esos fantasmas para centrarse en su bienestar. “Sí, ahora estaba todo muy bien, estaba todo perfecto. Ella empezaba a conocer gente, empezaba a salir. Estaba en una buena época”, relató con voz entrecortada. Sin embargo, confesó que en las últimas semanas Michu acudía con frecuencia al hospital por fuertes dolores de estómago. Entraba y salía de urgencias asegurando que algo le había sentado mal y que no se encontraba bien, aunque nunca pensaron que se tratase de algo tan grave. Este relato, cargado de emoción, deja entrever que la tragedia se produjo en un momento en el que nadie lo esperaba, justo cuando parecía haber recuperado la ilusión y la tranquilidad.