En el contexto de una situación donde los sentimientos en ‘La Promesa’, las aspiraciones, las emociones cruzadas y las tiranteces personales, aquellas se entrelazan como los hilos de un tapiz, los personajes protagonistas de esta historia deben tomar decisiones vinculadas con el futuro; así es como cada uno de los movimientos que hacen arrastrar unas consecuencias que van mucho más allá de lo personal y que va tendiendo conexiones a lo colectivo. De este modo, lo que comienza como un acto de elección acaba convirtiéndose en las consecuencias naturales de unas alianzas que se rompen, de unos amores que se limitan a lo imposible, de unas dificultades que se hacen evidentes.
1CUANDO EL FUTURO SE REDEFINE EN LA PROMESA

Manuel se presenta como el gran catalizador de la historia porque su renuncia no es un simple hecho profesional, sino que es una declaración de independencia de un mundo con el que se envió a limitada. Decidiendo fundar su empresa, sorprende a Leocadia, pero también se pone en un aprieto a todos aquellos que no lo veían como un hombre predecible, pues su decisión abre un camino incierto, pero lleno de promesas y consagra que hay momentos en que el riesgo es el único horizonte posible.
Por su parte en ‘La Promesa’, el camino que sigue Curro es bastante más abrupto; la búsqueda de Ángela se ha convertido en un laberinto lleno de fracasos, desengaños y desesperanzas. Cada vez que no logra conseguirlo, consigue profundizar la distancia que ya le separaba de su deseo y de la realidad, aumentando su desconfianza por el capitán. Lo que otros podrían considerar desengaños, para él son heridas que no cicatrizan y que le recuerdan que no todo esfuerzo tiene su recompensa.
Al mismo tiempo, Vera y Lope son protagonistas de la antítesis de su reconciliación; aunque vuelvan de nuevo a encontrarse en los terrenos del amor, su ilusión familiar representa con su muro invisible la separación. Para Lope, la unión debería ser la reconfortante, el refugio.