El comienzo de septiembre marca el inicio del nuevo curso escolar, y tal y como afirma la OCU, esto se traduce en una serie de gastos y organización familiar. Para muchos hogares que tienen hijos en edad escolar, este mes se convierte en una auténtica «cuesta de septiembre» que pone a prueba la economía del hogar. Zapatos, chándales, mochilas, cuadernos, material escolar y hasta dispositivos electrónicos conforman una lista interminable. Si le sumamos matrículas, comedor, actividades extraescolares, cuotas de asociaciones de padres, la cifra puede superar los 2.000 euros anuales por alumno.
2ESTRATEGIAS PRÁCTICAS SEGÚN LA OCU

Respecto a las cifras presentadas por la OCU, podemos exhibir un matiz positivo, que es el de reconocer que existen fórmulas básicas que ayudan a mitigar el otro efecto:“el efecto igualitario”. El primer consejo sería el de poder confeccionar una lista con aquello que ya se posee y comprobar si ciertas cosas pueden seguir utilizándose. Una mochila en buen estado, un estuche que todavía cumple su función, ropa deportiva que aún vale la pena son elementos que pueden frenar las compras y, al mismo tiempo, reducir la carga ambiental.
El adelantar las compras también es un consejo que marca la diferencia. Comprar en agosto otorga mucho más descuentos, más disponibilidad de tallas y de modelos, y la posibilidad de poder elegir con tranquilidad en el propio comercio. Eso sí, hay que tener cuidado con las promociones que pueden parecer engañosas: si se hacen falta de tres cuadernos, es absurdo comprar diez porque estén de promoción.
Una última recomendación básica es que los padres acudan ellos solos a las compras, salvo que sean necesarios probar prendas. La presión de la publicidad y de los personajes de moda del instante hace que los niños terminen muchas veces “enamorándose de” elementos más caros y no será fácil resistirse a su pedido. Evitar ese momento, desde el primer momento, permite evitar el momento de tensión y los gastos.
En los últimos años, el consumo colaborativo ha ido tomando cada vez más protagonismo como una alternativa real. Cada vez hay más iniciativas de intercambio de ropa, libros y material escolar de segunda mano entre familias y grupos de padres. Esta práctica no solo es más económica, sino que contribuye también a inculcar valores de solidaridad, cooperación y sostenibilidad entre los propios niños.
Respecto a los libros, las comunidades autónomas disponen de programas de préstamos que resultan de mucha ayuda, siempre y cuando duren hasta el último día del proceso de préstamos. Complementar estos sistemas con la fórmula del préstamo de bibliotecas o con ventas de precios rebajados gestionadas por las AMPAs son otras fórmulas para reducir gastos en este apartado.
Y cuando llega el momento de la compra de dispositivos electrónicos, la clave está en comparar precios. La diferencia de precios de un mismo modelo de tableta o portátil puede llegar a tener diferencias de hasta 150 euros según el comercio, de modo que la inversión de tiempo en la comprobación de varias opciones suele resultar muy rentable.