En el fútbol, pocas figuras han marcado tanto como Lionel Messi. Su talento en el terreno de juego lo ha llevado a ser considerado uno de los mejores de la historia, pero fuera del campo también ha sabido construir un entorno único para disfrutar de la vida junto a su familia. Uno de los refugios más especiales de su historia personal se encuentra en Castelldefels, muy cerca de Barcelona.
Allí, entre colinas y con una panorámica inmejorable sobre el Mediterráneo, Messi y Antonella Roccuzzo encontraron la residencia perfecta para criar a sus tres hijos. Una mansión pensada para la intimidad, pero también como escenario de los recuerdos más importantes de la pareja desde que decidieron instalarse en España. en este artículo te mostraremos cómo es la mansión del astro argentino.
1Un santuario a solo veinte minutos de Barcelona

Castelldefels es un municipio costero situado a unos veinte minutos en coche de la Ciudad Condal. Durante años ha sido un punto de atracción para personalidades del deporte, la música y la televisión, principalmente por ofrecer dos condiciones muy buscadas: cercanía con Barcelona y tranquilidad. Esa misma combinación fue la que convenció a Messi y Antonella cuando en 2009 decidieron mudarse a la exclusiva urbanización Bellamar.
La elección no fue casual. El barrio está formado por viviendas de lujo, protegidas del ruido urbano y con espectaculares vistas al mar. Para Messi, que por entonces ya era estrella indiscutible del Barcelona, significaba la posibilidad de llegar en pocos minutos a los entrenamientos, pero al mismo tiempo vivir alejado del bullicio mediático. Y para su familia, un espacio donde disfrutar de la privacidad que muchas veces les era negada.
Según datos de portales inmobiliarios como Idealista, los precios de las casas en Bellamar rondan entre uno y siete millones de euros, dependiendo de la ubicación y la extensión. En el caso de Messi, la inversión fue mayor: adquirió varios terrenos colindantes para garantizar que nadie invadiera su intimidad. Con el tiempo, esa decisión transformó la propiedad en un auténtico complejo privado de más de 10.000 metros cuadrados.