viernes, 5 septiembre 2025

El giro proisraelí de Deportes COPE choca con la doctrina de la Iglesia

La cobertura de La Vuelta Ciclista a España por parte del equipo de Deportes COPE ha vuelto a colocar a la emisora episcopal en el centro de la polémica. Cabe recordar que las manifestaciones de este miércoles a favor de Palestina, que sufre un genocidio, y contra la participación del equipo Israel Premier Tech en la competición no solo provocaron un final anticipado de etapa en Bilbao, sino que desataron una reacción desproporcionada desde los micrófonos de COPE.

Con comentarios que han sido calificados como infames, el equipo liderado por Juanma Castaño, Manolo Lama y Paco González adoptó una línea discursiva proisraelí que no solo choca con el sentir mayoritario de la sociedad española, sino también con la doctrina de la propia Iglesia Católica.

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«Entre las personas tan afectadas en el día de hoy, estoy convencido que había algunos que estaban celebrando el asesinato de guardias civiles, de concejales, de policías o de militares», llegó a decir Castaño en ‘El Partidazo de COPE’.

La frase, que vincula sin pruebas a manifestantes solidarios con Palestina con el terrorismo de ETA, ha sido recibida con enorme estupor en redes sociales y medios críticos. «Algunos de esos que llevaban banderas de Palestina seguro que, no hace mucho, estaban celebrando la muerte de personas inocentes», añadió el presentador sin aportar ningún dato que sustente sus insinuaciones.

En el mismo programa, Castaño justificó su postura asegurando que las manifestaciones pacíficas eran, en realidad, una forma de «chantaje» y «extorsión» al evento deportivo. La idea de que pedir la paz —aunque sea con pancartas y banderas— constituye una amenaza, ha sido objeto de fuerte rechazo en sectores eclesiales que recuerdan que la defensa de los derechos humanos y la paz son pilares fundamentales de la doctrina social de la Iglesia católica.

Por su parte, Manolo Lama apuntó directamente a la ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, que había celebrado el comportamiento solidario del pueblo español con Gaza. «La ministra posiblemente no ha montado en una bicicleta en su vida», dijo Lama, en tono despectivo.

El narrador, que no abrió la boca contra el veto que ha sufrido Rusia por su guerra contra Ucrania, siguió con una analogía: «Si mañana viene la orquesta filarmónica de Londres y vienen cuatro músicos judíos, ¿qué hacemos? ¿permitimos que entren también e interrumpan el concierto? ¿los sacamos a los músicos? Pero ¿qué culpa tendrá el músico o el ciclista de lo que haga Netanyahu?».

En la misma intervención, admitió que las personas tienen derecho a manifestarse, pero «no poniendo en riesgo la vida de unos deportistas».

COPE CONTRA SUS PROPIETARIOS

Estas intervenciones públicas revelan una inquietante desviación de la línea editorial que cabría esperar de una emisora propiedad de la Conferencia Episcopal Española, que en 2009 acabó cesando a Federico Jiménez Losantos por sus divergencias editoriales.

Mientras El Vaticano ha reiterado en múltiples ocasiones su condena al sufrimiento del pueblo palestino, y ha abogado por una solución pacífica con garantías para ambos pueblos, Deportes COPE parece mirar para otro lado.

COPE Merca2.es
Juanma Castaño.

El director técnico de La Vuelta, Kiko García, expresó tras la caótica etapa en Bilbao que «solo hay una solución ahora mismo», que pasa por que el equipo Israel Premier Tech abandone la competición.

ÓSCAR FREIRE LEVANTA AMPOLLAS

Las declaraciones de los periodistas de COPE no se produjeron en el vacío. En Radio Marca, el exciclista Óscar Freire fue todavía más lejos al afirmar que los manifestantes eran «los típicos perroflautas que lo único que buscan es pelea», acusándolos de reírse y mostrarse agresivos.

El tono despectivo hacia los activistas —cuya protesta forzó incluso detenciones policiales— contrasta con el silencio sobre el contexto internacional: un genocidio que ya ha costado la vida a más de 60.000 civiles en Gaza.

POLÉMICAS DE DEPORTES COPE

Este posicionamiento político no es nuevo en el programa ‘El Partidazo’ ni en el equipo de Deportes COPE, afectado por la presunta estafa de Willy Valadés. De hecho, las declaraciones de Paco González contra el presidente del Principado de Asturias, Adrián Barbón, confirman la deriva ideológica y el tono cada vez más bronco del equipo.

González atacó a Barbón por haber criticado su falta de respeto hacia Asturias y lo ridiculizó en antena: «Cuando hablan los mayores te callas la boca», espetó el locutor, que llegó a decir que el presidente asturiano merecía el mote de «babayu», término asturiano que equivale a tonto.

Sus compañeros Lama y Castaño no solo no se desmarcaron de esas declaraciones, sino que las aplaudieron. Lama dijo que el monólogo «se le hizo corto», mientras que Castaño, lejos de condenar el exabrupto, se mantuvo en su habitual complicidad con la estrella de COPE. Todo esto revive las críticas hacia la emisora de la Conferencia Episcopal, que ha sido acusada durante años de tolerar y promover un estilo agresivo, conservador y muy poco evangélico en sus programas estrella.

El podcast ‘Saludos Cordiales’ ha documentado con detalle los excesos de Paco González y su equipo, desde sus violentas actitudes en partidos de la Liga de Medios hasta su negativa a aceptar sanciones por insultos a anunciantes, lo que finalmente provocó su salida de la Cadena SER.

A eso se suman escándalos como la falsa denuncia de dopaje del Barça (que costó a COPE cientos de miles de euros en indemnizaciones), la salida de Juan Antonio Alcalá tras manipular audios de Luis Enrique, o el escándalo del colaborador Willy Valadés, acusado de estafar 300.000 euros a sus compañeros fingiendo un cáncer.

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Incluso en cuestiones tan graves como el caso Rubiales —cuando el entonces presidente de la RFEF besó sin consentimiento a una jugadora durante la entrega de trofeos del Mundial femenino—, la respuesta del equipo de Deportes COPE fue tibia y tardía. Castaño minimizó inicialmente el asunto y Lama aseguró que «solo se molestaron los que no les besan».

A la vista de estos antecedentes, no sorprende que el tratamiento del conflicto en Gaza por parte de estos comunicadores esté en las antípodas del mensaje de paz y fraternidad del Evangelio. Lo que sí sorprende es el silencio de la Conferencia Episcopal, que sigue permitiendo que sus emisoras se usen como plataforma de propaganda ideológica y enfrentamiento social, sin reparar en el descrédito que esto supone para la Iglesia.


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