Desde su aparición, ChatGPT ha revolucionado la manera en la que interactuamos con la inteligencia artificial. Hace muy poco tiempo, en agosto de 2025, se lanzó GPT-5, el último modelo de OpenAI, con mejoras en comprensión, rapidez y capacidad multimodal. Sin embargo, la recepción fue más tibia de lo esperado: la promesa de una revolución absoluta se quedó en ajustes y refinamientos.
Pero la historia no termina aquí. Sam Altman, CEO de OpenAI, adelantó que GPT-6 ya está en camino. Este nuevo modelo promete una experiencia más personalizada, con memoria avanzada que permitirá a ChatGPT adaptarse mejor a los usuarios y acompañarlos de manera más natural en sus tareas diarias.
4¿Por qué ChatGPT-5 no causó el impacto esperado?

Si se compara GPT-5 con sus predecesores, el cambio no parece tan radical. GPT-4 ya había marcado un antes y un después con su capacidad para generar textos complejos y resolver problemas sofisticados. GPT-5, por su parte, se centra en la optimización y refinamiento de funciones existentes, lo que no resulta tan visible para el usuario común.
Esto explica la percepción de tibieza. Cuando un modelo ya funciona a un nivel elevado, mejorar su desempeño técnico implica desafíos enormes, pero los resultados no siempre se traducen en sensaciones inmediatas de cambio. La diferencia entre GPT-4 y GPT-5 es más sutil, más interna que externa, y requiere un análisis detallado para ser apreciada.
La combinación de expectativas elevadas y avances discretos generó cierta decepción. No obstante, los expertos destacan que estos ajustes son esenciales para sentar las bases de GPT-6, que sí promete cambios significativos en la experiencia de usuario.