La separación de Kiko Rivera e Irene Rosales sigue acaparando titulares y análisis en todos los medios. Aunque ambos han querido transmitir la imagen de una ruptura amistosa y pactada, lo cierto es que los rumores sobre los verdaderos motivos no dejan de circular. En este contexto, la psicóloga y experta en terapia de parejas Lara Ferreiro ha arrojado luz sobre lo que, según ella, ha sido el verdadero motor de este matrimonio durante casi una década: la paciencia de Irene. “Ese matrimonio ha seguido adelante porque Irene lo ha aguantado todo”, asegura la especialista, dejando claro que el peso de la relación habría recaído sobre la sevillana durante todos estos años.
3Una separación muy mediática
Para Lara Ferreiro, Irene siempre ha desempeñado un rol maduro y responsable que contrastaba con el estilo de vida inmaduro y desordenado de Kiko. Esa diferencia, sostiene, fue lo que terminó desgastando la relación hasta un punto irreversible. La paciencia de Irene ha sido reconocida incluso por el propio Kiko en el pasado, pero ahora parece haberse agotado. Según la psicóloga, lo que estamos viendo es la consecuencia natural de una convivencia marcada por desequilibrios constantes y una falta de compromiso real por parte del Dj, que ahora deberá enfrentarse a una nueva etapa sin la mujer que durante años sostuvo todo a su lado.
La separación marca también un antes y un después en la imagen pública de ambos. Mientras que Kiko Rivera arrastra la fama de ser impulsivo y de tomar decisiones poco meditadas, Irene Rosales se proyecta ahora como una mujer firme, con determinación y con la capacidad de rehacer su vida sin depender de nadie. Esa diferencia de perfiles está generando un gran contraste en la percepción de la audiencia, que empatiza con la sevillana y valora su esfuerzo por mantener la calma incluso en los momentos más difíciles. La psicóloga Lara Ferreiro asegura que este cambio de narrativa es lógico: “Cuando una mujer demuestra que tiene la fortaleza de poner fin a una relación en la que no se siente plena, la sociedad tiende a verla como un ejemplo de valentía y dignidad”.
El futuro de la ya expareja es incierto, pero las palabras de los expertos apuntan a que ambos tendrán que adaptarse a un escenario completamente nuevo. Por un lado, Irene Rosales aparece decidida a centrarse en sus hijas y en proyectos personales que le devuelvan la estabilidad perdida. Por otro, Kiko Rivera se enfrenta al reto de demostrar madurez y de empezar a asumir sus responsabilidades lejos del paraguas de Irene. En este sentido, Ferreiro considera que la separación puede convertirse en una oportunidad para que ambos crezcan por separado y encuentren la paz que no lograron mantener juntos durante casi una década de matrimonio.








