La ficción de sobremesa La Promesa sigue cautivando a su público con una concatenación de giros dramáticos que no parecen dar un respiro. Esta semana, las tensiones internas se vuelven ingobernables y las uniones se tambalean dejando al aire confesiones inesperadas, pugnas viejas y amores que deben luchar para sobrevivir en un contexto hostil. Cada personaje está frente a un dilema personal que podría hacer tambalear la estabilidad de la hacienda y la de más íntimas.
2EL CONFLICTO DE LOS NOBLES Y EL DESPRECIO DEL BARÓN

Mientras Lorenzo y Leocadia se enzarzan en su áspera contienda, Martina y Jacobo procuran trazar una estrategia tanto política como familiar para intentar salir de la situación en que se encuentra su familia. Sabiendo que la unión hace la fuerza, la pareja trata de lograr que el barón de Valladares se ponga de acuerdo con el resto de los nobles para encontrar una solución conjunta a la crisis.
Pero su proposición se estrella con el muro del desprecio del barón de Valladares, quien sigue celebrando y agitando su antipatía por Catalina, este incapaz de disimular su rencor y dejar de lanzar insultos con una profundidad hiriente para Catalina —que escucha la insultante palabrería con impotencia—, ofende no solo a su interlocutora, sino que además rompe toda opción de acuerdo, y reabre una herida que empezaba a cerrarse, ya que sus palabras son un bálsamo en una herida y, de hecho, en su boca, tienen más toxicidad que cualquier estrangulación.
Alonso, cuando se entera de todo esto, no puede dejar de indignarse y se prepara para la batalla a favor y en defensa de su honor como padre y de su hija. La escalada de desprecio puede llegar a fracturar aún más la relación entre familias y, por ende, complicando las posibles soluciones a la crisis política que atraviesa la nobleza. La desconfianza entre aliados hace que, y más aún, el conflicto sea un campo de minas.