El 60 cumpleaños de Terelu Campos prometía ser una de esas celebraciones memorables que la televisión y la prensa de corazón tanto esperan, pero lo que en principio se planteaba como una velada íntima y alegre terminó por convertirse en un evento rodeado de polémica y tensión familiar.
3La sinceridad de José María Almoguera

A pesar de las críticas sobre la frialdad de la fiesta, Almoguera reconoció el valor periodístico y profesional de su prima, subrayando que supo realizar preguntas incómodas y necesarias, algo que no todos se atreven a hacer. No obstante, volvió a insistir en que, desde su punto de vista, el cumpleaños debería haber sido un espacio más cálido, donde los recuerdos y el afecto ocuparan el centro de la escena, y no un marco que, por muy profesional que fuera, distanciara a los invitados y potenciara la sensación de separación familiar. La tensión entre la planificación meticulosa de la fiesta y la expectativa de un encuentro emocional quedó patente en cada declaración y en la percepción de quienes siguieron el evento de cerca.
La ausencia de Carmen Borrego también generó comentarios en medios especializados, y Alejandra Rubio explicó que no se trataba de un conflicto directo, sino de que ambas no comparten el mismo grupo de amistades. Sin embargo, en una familia acostumbrada a la exposición mediática, estas decisiones son interpretadas inevitablemente, y cada ausencia se convierte en motivo de análisis y especulación. La fiesta de Terelu, con su cuidadosa selección de invitados, su planificación profesional y la interacción controlada con los medios, dejó claro que en el clan Campos la línea entre lo privado y lo público sigue siendo extremadamente fina, y que cada gesto, cada invitación y cada entrevista es susceptible de convertirse en noticia.