miércoles, 3 septiembre 2025

Sergio Lledó (45), fisioterapeuta: «El peor error si te duele la espalda es quedarte quieto en el sofá, el único ejercicio que te aliviará en minutos es este»

Un ejercicio suave de movilización como el "gato-camello" lubrica las articulaciones vertebrales y nutre los discos, proporcionando un alivio rápido y seguro. La clave del ejercicio no es la cantidad, sino realizarlo de forma lenta y coordinada con la respiración para relajar la musculatura y enviar señales de seguridad al cerebro.

Que te duele la espalda no es ninguna anécdota, es casi una epidemia silenciosa que nos afecta a todos en algún momento. Lo que quizá no sabías es que esa reacción instintiva de buscar el reposo absoluto puede ser tu peor enemigo, pues la inmovilidad prolongada aumenta la rigidez y debilita la musculatura de soporte que tanto necesita tu columna. ¿Y si la solución estuviera en un gesto sencillo y casi olvidado?

La mayoría de personas que sufren esta molestia lumbar cometen el mismo error: esperar a que el dolor desaparezca por sí solo. Pero la evidencia es tozuda y nos dice justo lo contrario, ya que un movimiento suave y controlado es la forma más eficaz de nutrir los discos intervertebrales y liberar la tensión acumulada. Sigue leyendo, porque lo que estás a punto de descubrir podría cambiar tu forma de gestionar esa dolencia.

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¿POR QUÉ EL SOFÁ ES EL PEOR ENEMIGO DE TU COLUMNA?

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Imagínate tus músculos como una red de gomas elásticas que sostienen una estructura compleja. Si dejas de moverlas, se acartonan y pierden flexibilidad. Cuando te duele la espalda y optas por el sofá, la falta de movimiento reduce el flujo sanguíneo a los tejidos afectados, retrasando la recuperación y creando un círculo vicioso de dolor y rigidez. Cuidar la columna empieza por entender esta sencilla premisa.

El reposo absoluto solo está justificado en casos muy concretos y siempre bajo supervisión médica. Para esas molestias posturales o sobrecargas del día a día, la quietud es contraproducente. De hecho, el sedentarismo provoca que los pequeños músculos estabilizadores de la espalda se atrofien, volviéndote mucho más vulnerable a futuras lesiones y perpetuando tu sufrimiento en la zona baja. El sofá no es tu refugio, es una trampa.

EL MOVIMIENTO ES VIDA (Y ALIVIO) PARA TUS VÉRTEBRAS

Si te duele la espalda, no necesitas machacarte en el gimnasio, sino realizar movimientos conscientes y amables que le devuelvan a tu cuerpo su equilibrio natural. Fuente: Freepik
Si te duele la espalda, no necesitas machacarte en el gimnasio, sino realizar movimientos conscientes y amables que le devuelvan a tu cuerpo su equilibrio natural. Fuente: Freepik

Piénsalo de esta manera: las articulaciones de tu columna son como las bisagras de una puerta. Si no las usas, se oxidan y chirrían. Un ejercicio suave actúa como un aceite lubricante. Por eso, la movilización articular estimula la producción de líquido sinovial, que nutre el cartílago, y mejora la flexibilidad de toda la estructura vertebral. Este es el verdadero secreto para aliviar el dolor de espalda.

No todos los ejercicios valen, por supuesto. El movimiento debe ser lento, controlado y, sobre todo, indoloro. Olvídate de los impactos o de las posturas forzadas. Lo que tu espalda cargada necesita es un gesto que descomprima las vértebras y estire la musculatura sin agresividad, porque la clave para recuperarse es enviar al cerebro señales de seguridad y no de amenaza, permitiendo que los músculos se relajen por fin.

EL EJERCICIO SECRETO QUE TU ESPALDA ESTABA ESPERANDO

Cuando te duele la espalda de forma persistente, la solución no está en pastillas milagrosas, sino en devolverle a tu cuerpo la inteligencia que ha perdido. Fuente: Freepik
Cuando te duele la espalda de forma persistente, la solución no está en pastillas milagrosas, sino en devolverle a tu cuerpo la inteligencia que ha perdido. Fuente: Freepik

El movimiento que recomienda Sergio Lledó se conoce en yoga como «gato-camello», pero no hace falta ser un yogui para beneficiarse de él. Colócate a cuatro patas en el suelo, con las manos bajo los hombros y las rodillas bajo las caderas. Desde ahí, mientras sueltas el aire, arquea la espalda hacia el techo como un gato erizado, metiendo el ombligo hacia dentro, y mantén la postura unos segundos sintiendo cómo se estira cada vértebra.

Este gesto tan simple tiene un poder transformador para tu bienestar vertebral. Al curvar la columna hacia arriba, estás estirando los músculos erectores de la columna, a menudo acortados y tensos por las malas posturas. Es un masaje interno, ya que la separación suave de las vértebras en la fase de «gato» descomprime los discos intervertebrales, aliviando la presión y generando un alivio casi inmediato en la zona.

LA CLAVE ESTÁ EN LA SUAVIDAD Y LA RESPIRACIÓN

Si te duele la espalda, la velocidad es tu enemiga. El secreto de este ejercicio no está en cuántas repeticiones haces, sino en cómo las haces. Fuente: Freepik
Si te duele la espalda, la velocidad es tu enemiga. El secreto de este ejercicio no está en cuántas repeticiones haces, sino en cómo las haces. Fuente: Freepik

Ahora toca la segunda parte del movimiento, la fase de «camello» o «vaca». Desde la posición del gato, inhala lentamente mientras relajas el abdomen y arqueas la espalda en la dirección contraria. Es crucial que eleves la cabeza y los isquiones hacia el cielo sin forzar la zona lumbar, creando una curva cóncava y suave en tu columna. Imagina que tu espalda es una hamaca que se mece con la respiración.

La magia de este ejercicio reside en la sincronización del movimiento con una respiración profunda y consciente. No es un acto mecánico, es un diálogo con tu cuerpo. Este ciclo de flexión y extensión controlada no solo alivia la incomodidad dorsal, sino que la alternancia rítmica de las dos fases bombea nutrientes hacia los discos y flexibiliza los ligamentos, previniendo la rigidez y mejorando la salud espinal a largo plazo.

MÁS ALLÁ DEL ALIVIO: UN NUEVO COMIENZO PARA TU BIENESTAR

No dejes que el hecho de que te duele la espalda defina tu vida. Este ejercicio es la puerta de entrada a una nueva relación con tu cuerpo, más activa y consciente. Fuente: Freepik
No dejes que el hecho de que te duele la espalda defina tu vida. Este ejercicio es la puerta de entrada a una nueva relación con tu cuerpo, más activa y consciente. Fuente: Freepik

Incorporar el «gato-camello» a tu rutina diaria, especialmente por la mañana o antes de dormir, puede marcar un antes y un después. No se trata solo de un remedio puntual para cuando aparece la crisis. Realizarlo de forma regular es una inversión en tu calidad de vida, ya que este ejercicio mejora la conciencia corporal y te enseña a identificar y corregir patrones posturales dañinos que son el origen de muchos problemas de espalda

Así que la próxima vez que sientas esa rigidez familiar, resiste la tentación de hundirte en el sofá. Levántate, busca un espacio tranquilo y regálale a tu espalda cinco minutos de este movimiento sanador. Porque prevenir el dolor de espalda no es evitar el movimiento, sino abrazar el movimiento correcto. La autonomía para gestionar tu propio dolor es la herramienta más poderosa que posees, y empieza con un gesto tan simple como el de imitar a un gato.


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