miércoles, 3 septiembre 2025

La canción de Mecano que fue censurada por hablar de la homosexualidad y que el grupo se negó a cambiar: «Tuvieron que tragar»

La historia oculta de una canción que desafió a la España de los 90. El pulso de una banda legendaria contra las presiones de la industria musical.

La trayectoria de Mecano está llena de himnos que marcaron a varias generaciones, pero también esconde episodios de una rebeldía que muchos han olvidado. Pocos recuerdan esa canción valiente, casi insolente para su época, que se atrevió a poner sobre la mesa un tema tabú de una forma tan directa que la radiofórmula no supo cómo reaccionar. Fue una apuesta arriesgada del trío madrileño, un pulso silencioso contra la moral imperante de principios de los noventa que demostró su verdadera independencia artística.

Aquella letra no era una simple provocación, sino una declaración de intenciones en toda regla. Mientras el país se abría al mundo con la Expo y las Olimpiadas, la banda de pop más famosa de España lanzaba una píldora de modernidad que no todos estaban preparados para digerir. La historia de cómo se negaron a cambiar una sola coma es la prueba definitiva de que su éxito no les hizo complacientes, sino más libres para contar las historias que de verdad querían contar. ¿Pero qué decía exactamente para generar tanto revuelo?

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EL DISCO QUE LO CAMBIÓ TODO

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Corría el año 1991 y el fenómeno musical de los 80 publicaba el que, sin saberlo, sería su último álbum de estudio con canciones inéditas. Aidalai era un trabajo mayúsculo, una producción impecable que demostraba la madurez compositiva a la que habían llegado. Lejos de conformarse con repetir fórmulas, exploraron nuevos sonidos y temáticas, y el disco se convirtió en un éxito de ventas instantáneo en todo el mundo, consolidando su estatus de leyendas. Nadie se imaginaba que entre tanto hit se escondía una pequeña revolución.

El álbum contenía joyas como «El 7 de septiembre» o «Dalí», pero también piezas que rompían con todo lo esperado. La expectación era máxima y los hermanos Cano, junto a la inconfundible voz de Ana, no decepcionaron en lo musical. Sin embargo, en el terreno lírico, Mecano decidió ir un paso más allá, sembrando una semilla de controversia que florecería de la forma más inesperada. Jugaron con fuego en un momento en que su poder les permitía hacerlo sin miedo a quemarse del todo.

¿POR QUÉ ‘STEREOSEXUAL’ FUE UNA BOMBA DE RELOJERÍA?

En la cara B de aquel disco se encontraba «Stereosexual», una canción firmada por José María Cano que, con un ritmo pop pegadizo y aparentemente inofensivo, dinamitaba los conceptos tradicionales de la identidad sexual. El grupo liderado por Ana Torroja narraba la historia de un hombre que se define no como homosexual ni heterosexual, sino como «estereosexual», alguien a quien le gustan las personas, sin importar su género. Hoy puede parecer algo asumido, pero la letra abordaba la bisexualidad o pansexualidad de forma explícita y sin complejos.

El tema no se andaba con rodeos, describiendo con naturalidad y un toque de humor ácido las dudas y certezas de su protagonista. Para los autores de «Hijo de la Luna», este ejercicio de normalización era un paso lógico en su evolución. La canción incluía frases que hoy serían virales, una narrativa que rompía la dicotomía de género de una manera lúdica pero profunda, presentando una visión del deseo mucho más libre y fluida de lo que la sociedad española estaba acostumbrada a escuchar en la radio.

LA CENSURA LLEGÓ, PERO NO PUDO CON ELLOS

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El escándalo no tardó en estallar, aunque fue más un murmullo incómodo que una explosión pública. La canción empezó a ser ignorada sistemáticamente por las principales emisoras de radio del país, esas que habían convertido a la formación icónica en un fenómeno de masas. No hubo un comunicado oficial de censura, sino algo mucho más sutil y efectivo: el silencio. De repente, «Stereosexual» no existía, las radiofórmulas más importantes decidieron vetar la canción de sus parrillas de programación para evitarse problemas con los oídos más conservadores.

La excusa no oficial era que la letra podía «herir sensibilidades» o «resultar confusa» para el público más joven. En el fondo, el universo musical del grupo había chocado de frente con los directivos de las emisoras y los anunciantes, que temían la polémica. Mecano se encontró con una barrera invisible pero muy real, un veto que pretendía castigar su atrevimiento y proteger una supuesta moralidad pública. Era la prueba de que, a pesar de la modernidad que vendía la España del 92, ciertos temas seguían siendo intocables.

LA FIRMEZA DE ANA, JOSÉ Y NACHO: «LA LETRA NO SE TOCA»

La presión no solo vino de fuera. Según se supo años después, desde la propia discográfica se les sugirió «suavizar» la letra o, directamente, elegir otro single para promocionar el álbum y evitar conflictos mayores. El legendario trío pop, sin embargo, se plantó. La respuesta fue unánime y contundente: la canción se quedaba como estaba. Para ellos, alterar la letra habría sido una traición a sí mismos y al mensaje que querían transmitir, la banda se negó en rotundo a modificar una sola palabra de la composición.

Fue en ese momento cuando Mecano demostró que su posición en la industria no era solo fruto de las ventas, sino de un carácter insobornable. Ana, José y Nacho hicieron valer su peso y su contrato, dejando claro que eran los únicos dueños de su creación artística. La discográfica, ante la imposibilidad de hacerles cambiar de opinión, tuvo que ceder. «Tuvieron que tragar», como recordaría uno de sus miembros tiempo después, una demostración de poder que les permitió proteger su integridad creativa frente a los intereses comerciales.

DE CANCIÓN PROHIBIDA A HIMNO LGTBI+ INESPERADO

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Lo que en su día fue motivo de censura, hoy se ha convertido en un símbolo de valentía y transgresión. «Stereosexual» ha vivido una segunda juventud gracias a una nueva generación que la ha descubierto y la ha resignificado. Aunque Mecano nunca la concibió como un himno, la canción ha sido abrazada por el colectivo LGTBI+, un tema que se adelantó a su tiempo al hablar de la fluidez del deseo y que ahora resuena con más fuerza que nunca en un mundo que celebra la diversidad.

El tiempo ha demostrado que la mítica banda no solo componía melodías inolvidables, sino que también era capaz de leer el subtexto social y desafiarlo. Aquella negativa a ceder ante la presión no fue una anécdota, sino la confirmación del espíritu de un grupo que nunca tuvo miedo de ser diferente. Quizás sin pretenderlo, dejaron un legado de coherencia artística que va mucho más allá de sus estribillos más famosos, demostrando que las canciones más incómodas son, a veces, las más necesarias.


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