La seguridad vial es una responsabilidad colectiva que exige plena conciencia sobre el estado físico y mental de los conductores. La Dirección General de Tráfico (DGT) subraya que más allá de respetar señales o límites de velocidad, la capacidad real para reaccionar al volante puede verse comprometida por enfermedades comunes o tratamientos médicos habituales que afectan directamente la concentración, la visión y los reflejos.
En este contexto, la DGT pone el foco en patologías neurológicas, cardíacas, respiratorias y psicológicas que pueden derivar en accidentes. El objetivo no es castigar al conductor, sino garantizar que cada persona que circula por carretera lo haga en condiciones óptimas. Por ello, los reconocimientos médicos previos a la renovación del carnet son cada vez más estrictos y personalizados.
5Un compromiso compartido entre médicos y conductores

La seguridad vial no depende únicamente de la legislación o de los controles de tráfico. También recae en la honestidad y responsabilidad de cada persona. Reconocer síntomas, comunicar al médico posibles efectos secundarios y aceptar las recomendaciones sanitarias son pasos clave para garantizar que conducir no se convierta en un acto imprudente.
La DGT insiste en que no se trata de prohibir indiscriminadamente, sino de adaptar la conducción a la realidad de cada individuo. Muchos pacientes con enfermedades crónicas logran mantener una vida activa al volante gracias a controles periódicos y tratamientos efectivos. Sin embargo, ocultar información médica o minimizar los riesgos es una decisión que puede tener consecuencias fatales.