La dependencia de la tecnología ha convertido a las empresas en blanco prioritario de los ciberdelincuentes. Cada minuto en que un negocio queda inactivo por un ciberataque supone un riesgo no solo económico, sino también reputacional.
El dato que ofrecen los expertos es contundente: el coste medio de una parada por un ciberataque oscila entre los 4.000 y los 7.500 euros por minuto.
Este escenario golpea con especial dureza a las pequeñas y medianas compañías, donde una interrupción operativa puede significar la diferencia entre recuperarse o cerrar definitivamente. Según cifras recientes, cerca de 100.000 incidentes fueron detectados en 2024, y la mayoría de ellos tenían como objetivo directo a pymes.
Impacto económico de un ciberataque
Un ciberataque no se limita a interrumpir temporalmente la actividad. Sus efectos se traducen en pérdidas financieras inmediatas y en la paralización de procesos críticos. Si bien el cálculo del coste medio de una parada por un ciberataque ya pone de relieve la magnitud del problema, hay que sumar otros factores como la disminución de la confianza de los clientes, la pérdida de oportunidades comerciales y los gastos extraordinarios en consultoría para restaurar los sistemas afectados.
En sectores donde la reputación juega un papel esencial, como el financiero o el sanitario, las consecuencias reputacionales pueden ser incluso más graves que las monetarias. Un cliente que ve comprometida su información personal puede decidir no volver, lo que repercute directamente en los ingresos futuros.
Vulnerabilidad de las pymes frente a un ciberataque
La mayoría de las pymes españolas carece de una estrategia sólida de continuidad de negocio. Esto provoca que, cuando ocurre un ciberataque, los tiempos de recuperación se alarguen innecesariamente. En muchos casos, las organizaciones siguen dependiendo de sistemas obsoletos y herramientas de seguridad mal integradas, lo que multiplica la exposición a incidentes de ransomware y otras variantes de malware.
El dato más alarmante lo aporta Factum a través de su plataforma Cylum: un 60% de las pequeñas y medianas empresas que sufre un ataque grave no logra sobrevivir más de seis meses. Esta estadística evidencia que la resiliencia digital no es una opción, sino una necesidad para garantizar la viabilidad del negocio.
Preparación y respuesta ante un ciberataque
Los especialistas recomiendan a las pymes diseñar planes de continuidad de negocio realistas, ajustados a su tamaño y actividad. Un plan de este tipo debe incluir copias de seguridad automatizadas, cifradas e inmutables, así como protocolos de actuación claros y simulacros regulares de recuperación.
La ejecución de restauraciones completas en entornos aislados permite comprobar si las medidas de protección realmente funcionan bajo presión. De este modo, cuando se produce un ciberataque, el tiempo de inactividad se reduce de forma considerable y el impacto económico se mitiga.
Tecnología y formación contra el ciberataque
Invertir en herramientas de ciberseguridad avanzadas, como sistemas EDR (Endpoint Detection and Response), es otro de los pasos esenciales para detectar amenazas de manera temprana. Estos sistemas ofrecen la capacidad de responder automáticamente a un incidente, conteniendo el problema antes de que se propague a toda la red corporativa.
No obstante, la tecnología por sí sola no es suficiente. La concienciación de los empleados es clave. La mayoría de los ciberataques aprovecha errores humanos, como hacer clic en un enlace de phishing o descargar un archivo malicioso. Programas de formación continua permiten que los trabajadores sepan cómo identificar señales de alerta y actúen según protocolos predefinidos.
Estrategia global frente al ciberataque
Los expertos insisten en que la recuperación comienza mucho antes de que se produzca un ataque. Una estrategia integral debe abarcar desde la prevención con software actualizado hasta planes de contingencia probados bajo escenarios realistas. La combinación de medidas técnicas y educativas no solo protege la actividad diaria, sino que también salvaguarda la reputación de la empresa y su cumplimiento normativo.
El coste medio de una parada por un ciberataque es una cifra que debería servir como recordatorio a las organizaciones de todos los tamaños: la inversión en ciberseguridad no es un gasto prescindible, sino una garantía de supervivencia.
Mientras los delincuentes digitales perfeccionan sus técnicas, la preparación y la anticipación se convierten en los mejores aliados para mantener la continuidad operativa y asegurar el futuro de cualquier negocio.