A pesar del silencio del Gobierno, siguen sumándose voces a la idea de construir un segundo aeropuerto para Madrid. El crecimiento del turismo en la ciudad, y la llegada de nuevos eventos como la Fórmula 1 y los festivales que siguen multiplicándose, además del crecimiento en el número de eventos deportivos en la ciudad, solo por dar un ejemplo esta temporada 3 de sus equipos de fútbol juega torneos europeos, y nuevos congresos económicos dibujan un futuro en el que sigue creciendo el número de visitantes, y en el que Barjas finalmente colapse.
En esta situación, un nuevo aeropuerto parece más una necesidad que un deseo. De hecho, desde 2019 en los escritorios del ministerio de Transporte y Movilidad Sostenible, un proyecto de la empresa Air City Madrid Sur que pone precio, lugar y estructura a la idea de un nuevo aeródromo comercial, específicamente pensado para los vuelos cortos y las aerolíneas low cost. Sin embargo, este nuevo aeropuerto, que se plantea en la zona entre Toledo y Madrid, requiere también superar varios problemas, entre ellos conectar este nuevo punto de llegada con el centro de Madrid.

Lo cierto es que no es tan fácil llegar a Toledo desde la capital. Aunque hay líneas de autobús y conexión ferroviaria a través del servicio Avant esta conexión no pasaría directamente por el punto del nuevo aeropuerto. Además, lo ideal es que haya formas de moverse hasta ambas ciudades directamente cuando los viajeros aterricen, sin que deban desplazarse primero de una a otra para llegar a la que deseen visitar.
Es un punto que, de momento, no aparece en el plan público presentado por Air City Madrid Sur, y al que el Gobierno no ha dado importancia por su decisión de expandir Barajas y El Prat en Barcelona todo lo posible en lugar de dar otro aeropuerto a la capital. Mientras tanto, los datos de 2025 apuntan a que siga creciendo el número de turistas en el país, siempre y cuando no explote una gran crisis inflacionaria global o un conflicto bélico que impida los viajes turísticos en territorio europeo.
UN RETO COMÚN PARA LAS CAPITALES TURÍSTICAS DEL MUNDO
No es que el problema de conectar un segundo aeropuerto con el centro de la ciudad sea una novedad. El caso de Madrid no es único en su tipo, después de todo la situación se ha repetido en ciudades como Londres, París y Nueva York. La apuesta de hacer un nuevo aeropuerto también obliga a tomar en cuenta su conectividad, y su crecimiento en el término medio, para definir del todo el proceso.
Casos como el aeropuerto de Stansted en Londres y el de LaGuardia obligan a pensar en conexiones también con el centro de las ciudades. Madrid no sería la excepción, con la mayoría de sus puntos clave para los turistas, campos deportivos, museos, teatros y centro de conferencias, lejos de la ubicación planteada para el nuevo aeropuerto.
Además, obligaría a mejorar la capacidad hotelera de la propia Toledo. Incluso con su distancia de Madrid, la ciudad es una atracción turística en sí misma, y la presencia de un aeropuerto a esta distancia de la misma puede servir también para atraer nuevos visitantes. Es otro dato clave a tener en cuenta si se avanza con este proyecto, aunque de momento el escepticismo del Gobierno Nacional y del ministro Óscar Puente, sumado a la situación de la empresa que lo presentó en su momento, hacen que sea complicado dar una fecha de inicio clara.
AIR MADRID CITY Y EL GOBIERNO NO MUEVEN FICHA
Aunque es evidente que si se mantiene la tendencia este proyecto será necesario desde Bruselas todavía no hay grandes movimientos. Es un motivo de preocupación para quienes lo señalan como necesario, pero también un recordatorio del efecto que la aritmética política actual tiene en decisiones netamente económicas.
Es cierto que el Gobierno Nacional tiene un informe donde se señala la necesidad de este segundo aeropuerto antes de 2030. Sin embargo, hay poco que indique que hay apuro por aprobar un proyecto como este en Madrid.