En un sector cosmético colmado de productos maravillosos y de inmejorables promesas por cumplir, son las evidencias las que se demandan, y no las expresiones renacentistas. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), la que se distingue por ser independiente y rigurosa, ha querido aclarar las dudas en torno a uno de los productos más ancestrales y con más arraigo en el imaginario popular: la crema Nivea. El estudio que llevaron a cabo en torno a la observación directa de voluntarios les llevó a la conclusión de que este producto ha sabido mantener su eficacia tras pasar décadas en el mercado.
2EL VALOR DE LA EXPERIENCIA

Pero además de lo que es efectivamente funcional, la experiencia que lleva consigo usar un cosmético también está medida por los sentidos. Allí Nivea ha cimentado una identidad difícil de conseguir. El aroma de la crema es tan propio que muchos voluntarios reconocieron el producto incluso sin verlo, solo al olerlo.
Ese perfume inconfundible se ha convertido en un nexo emocional para miles de consumidores.
No son pocos los que al abrir una lata se trasladan rápidamente a recuerdos de la infancia: el cuidado materno, el invierno en casa, la rutina tras el baño. El poder de la memoria olfativa ha convertido a este cosmético en mucho más que una simple crema. Es un vínculo con la biografía personal.
Este aspecto sensorial explica en parte la lealtad hacia la marca y en un mercado donde las fragancias son cambiantes y se suman a tendencias pasajeras, Nivea ha decidido mantenerla intacta. La elección de conservar el olor hace que el lazo de confianza entre el consumidor y el producto sea más sólido.
Hasta aquellas personas que critican la sensación densa o el tacto graso reconocen lo atractivo de esta olorosa. El perfume Nivea funciona como un conocido que recuerda la autenticidad de esta marca que ninguna reformulación extrema ha querido modificar.