La ficción de época de La 1, La Promesa, ha resultado un terreno muy propicio para las emociones más intensas, combinándose con las estrategias de poder, los secretos familiares y decisiones imposibles. El capítulo que ofrecerán el viernes 29 de agosto va a significar un punto de inflexión, ya que los protagonistas se verán obligados a asumir determinaciones que marcarán su rumbo inmediato.
2EL PODER CONTRA LA RESISTENCIA

Si en las habitaciones privadas libran batallas de amor y de miedo, los grandes salones de La Promesa exhiben el conflicto con matices políticos y económicos. El retorno del barón de Valladares no es un regreso cualquiera, esto es, la suya no es tan solo una visita, sino que su presencia conlleva exigencias que están a punto de derribar lo que Catalina y Martina han levantado con esfuerzo.
La nobleza, aquí, es el corsé al que hay que ajustarse en todos los movimientos, es la jaula dorada en que cada movimiento ha de medirse al centímetro. Pero, las jóvenes muestran que no han perdido la batalla. Con temple y astucia logran que el barón permanezca en la finca, lo que supone una rendija —mínima si se quiere— a la negociación y muestran así que hasta en el mundo de los hombres las mujeres saben encontrar resquicios para el ejercicio del poder.
Adriano destaca en esta lucha por hacerse con un protagonismo que hasta el momento le había sido un tanto negado. La sospecha lo atrapa en sus redes, ya que, para él, dicha salida es una manera de caer en uno de esos escenarios a los que no encuentra salida, donde tampoco tiene control de las piezas que jugar.
El que no tiene necesidad de disfrazarse en La Promesa es Lorenzo, que volverá a incrementar la presión psicológica sobre Curro (por parte de todo el grupo), utilizando la manipulación y el chantaje emocional para lograr que recaiga sobre el capitán un sentimiento de culpabilidad ajena. Su presión acaba convirtiéndose en una presión insoportable, al extremo de que Curro y Ángela solo ven una posibilidad de salida, la de la fuga.