miércoles, 27 agosto 2025

‘Valle Salvaje’ comienza su temporada más oscura bajo el peso del luto

La serie de época más destacada de la televisión nacional vuelve mañana, miércoles 27 de agosto, con un estreno que promete sacudir emociones y abrir nuevos interrogantes. «Valle Salvaje» da comienzo a su tercera temporada con la sombra de la muerte sobre sus protagonistas. La inesperada conclusión de la segunda temporada, con la trágica despedida de Julio ( Nacho Olaizola), ha dejado a la audiencia con la mandíbula desencajada, ahora tiene un atisbo de un horizonte dramático agotado de tensión, secretos y pasiones llanamente contenidas.

2
INTRIGAS, AMORES Y TRAICIONES EN LA PROMESA

Fuente: RTVE

No solo plantea la muerte de Julio preguntas de contenido jurídico o médico en Valle Salvaje, sino que remueve pasiones dormidas y viejos rencores. Bárbara y Leonardo son forzados a reconocer que, a pesar de las dificultades, su amor persiste intacto; así, la relación entre ellos, llena de secretos y de heridas, vuelve a renacer en un contexto que no les favorece para ello y se convierte en faros de luz en la oscuridad.

La relación entre Martín y Matilde se fractura de forma definitiva, porque Francisco —como siempre mediador y figura de peso— prevé que no es posible la reconciliación entre hermanos, porque la tensión sube de nuevo: la amistad de Francisco y Martín tambalea, esta vez por una causa inesperada: la mutua atracción que sienten por Pepa. Y así, las emociones personales se entrelazan con las intrigas colectivas, dibujando una situación donde el amor y el compromiso son cada vez más frágiles.

En segundo lugar, el valle experimenta manifestaciones de transformaciones sociales radicales. Los miembros de la Casa Pequeña, liderados por Alejo, se ven obligados a cargar con pesos más grandes tras esta desgracia. Ahí, dónde el trabajo de la tierra se convierte en un signo de resistencia a la adversidad, también se presentan campos de choques que derivan en tiranteces que se pueden convertir en enfrentamientos con la aristocracia. La queja de la muerte de Julio no suspende la vida, sino que al contrario, la acelera y la vuelve más compleja de lo que ya era.

En este contexto, Úrsula aparece como una de las figuras que emergen con más fuerza. Su representación de la mujer que sufre es tan convincente como inquietante. Cristina Abad, en la piel de este personaje, plantea el retrato de una persona dotada de la capacidad de fingir llorar mientras va tramando su propia estrategia. La vulnerabilidad de Úrsula contrasta, por su parte, con la de la mujer sospechada, y el público va y viene entre la compasión y la desconfianza.


Publicidad