Cada generación estuvo atravesada por sus propios códigos y maneras de relacionarse. Los baby boomers crecieron con la televisión como ventana al mundo, mientras que la generación X se encontró con la revolución tecnológica de los años noventa. Hoy, en pleno siglo XXI, la Generación Z vive rodeada de pantallas y dispositivos, con un lenguaje propio y una manera de vincularse atravesada por lo digital.
Un corazón, una carita sonriente o un simple pulgar arriba pueden transmitir lo que antes requería largas frases. La comunicación ya no se limita a las palabras: los emojis, la mensajería instantánea y, más recientemente, la inteligencia artificial, se convirtieron en los protagonistas de la vida social de los más jóvenes. La transformación de la Generación Z fue analizada por la ciencia, y detrás de cada gesto digital hay un mundo de significados que habla tanto de la intimidad como de los cambios culturales de nuestro tiempo.
4La inteligencia artificial como nuevo compañero

La llegada de la inteligencia artificial añade una capa más a este panorama. Para la Generación Z, los chatbots y asistentes virtuales ya no son simples herramientas: pueden convertirse en compañía y hasta en soporte emocional.
Investigaciones recientes en Current Psychology y Nature Human Behaviour aplican la teoría del apego al uso de la IA. Los usuarios, especialmente los más jóvenes, llegan a experimentar un vínculo de proximidad con estas tecnologías, similar al que establecen con humanos. Buscan refugio, atención constante y, sobre todo, la ausencia de juicio.
El problema es que esta cercanía puede derivar en dependencia emocional. La Universidad de Tsukuba, en Japón, desarrolló la escala “Experiences in Human-AI Relationships”, que revela cómo la ansiedad de apego hacia la IA se traduce en la necesidad intensa de recibir respuesta emocional y en la incomodidad ante la ausencia de reciprocidad.