martes, 26 agosto 2025

¿Cambios de formas o retroceso histórico? La Generación Z redefine la forma de comunicarse y vincularse

Cada generación estuvo atravesada por sus propios códigos y maneras de relacionarse. Los baby boomers crecieron con la televisión como ventana al mundo, mientras que la generación X se encontró con la revolución tecnológica de los años noventa. Hoy, en pleno siglo XXI, la Generación Z vive rodeada de pantallas y dispositivos, con un lenguaje propio y una manera de vincularse atravesada por lo digital.

Un corazón, una carita sonriente o un simple pulgar arriba pueden transmitir lo que antes requería largas frases. La comunicación ya no se limita a las palabras: los emojis, la mensajería instantánea y, más recientemente, la inteligencia artificial, se convirtieron en los protagonistas de la vida social de los más jóvenes. La transformación de la Generación Z fue analizada por la ciencia, y detrás de cada gesto digital hay un mundo de significados que habla tanto de la intimidad como de los cambios culturales de nuestro tiempo.

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Emojis: el nuevo lenguaje de las emociones

Fuente: Freepik

El rostro sonriente, el corazón rojo o el pulgar hacia arriba no son meros adornos: se han convertido en un auténtico lenguaje. Para la Generación Z, los emojis funcionan como sustitutos de la comunicación no verbal, aportando matices que el texto simple no puede transmitir.

Un estudio experimental publicado en Trends in Psychology mostró que los mensajes con emojis se perciben como más satisfactorios y cercanos, independientemente del tipo de símbolo utilizado. Incluso en conversaciones neutrales o negativas, la presencia de un emoji reduce la ambigüedad y mejora la conexión emocional.

Investigadores de la Universidad de Yonsei, en Corea del Sur, confirmaron que el uso frecuente de emojis se asocia con estilos de apego más seguros y niveles más altos de inteligencia emocional, sobre todo en interacciones con amigos y parejas. Las mujeres y los más jóvenes son quienes los emplean con mayor intensidad, reforzando un patrón adaptativo que compensa la ausencia de gestos y tonos en las charlas digitales.


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