domingo, 24 agosto 2025

Un otorrino lo tiene claro: si usas bastoncillos para los oídos, estás cometiendo una barbaridad con consecuencias

La limpieza correcta se limita a la parte externa del oído, utilizando una toalla o gasa húmeda sin introducir nada en el conducto auditivo. El cerumen no es suciedad; es una barrera protectora natural que previene infecciones y mantiene el canal auditivo lubricado.

El uso de bastoncillos es uno de esos gestos cotidianos que millones de personas realizan sin pensar, creyendo que es un pilar fundamental de su higiene. Salir de la ducha y sentir esa necesidad casi automática de limpiar los oídos parece inofensivo, pero ¿y si te dijera que estás cayendo en una trampa? La verdad sobre este hábito es mucho más inquietante y los expertos llevan años advirtiéndolo.

Esa sensación placentera de limpieza es, en realidad, una ilusión peligrosa para tu salud auditiva. Detrás de ese pequeño gesto se esconde un riesgo que la mayoría desconoce, una práctica que puede llevar a problemas serios y visitas urgentes al especialista. Continuar con la rutina de los bastoncillos es ignorar que la estructura del oído es extremadamente delicada y no está diseñada para ser manipulada, mucho menos con un objeto externo que interfiere en su equilibrio natural.

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EL GRAN ENGAÑO DE LA HIGIENE PERFECTA

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Todos hemos caído en la trampa de pensar que el cerumen es suciedad que debe ser eliminada. Es una idea que nos han transmitido durante generaciones, pero el cerumen es una barrera protectora natural con propiedades antibacterianas y lubricantes, no un enemigo a batir. Este malentendido sobre la higiene auditiva es el origen de un problema que podría evitarse fácilmente si conociéramos la verdad sobre cómo funciona nuestro cuerpo.

La publicidad y la costumbre nos han vendido los bastoncillos como la herramienta ideal para un cuidado auditivo impecable. Sin embargo, su diseño es contraproducente para el fin que se persigue, ya que en lugar de extraer la cera, la compacta. Es una paradoja cruel; mientras buscas la máxima limpieza, lo único que consigues es empujar el cerumen hacia el interior del conducto auditivo, creando el escenario perfecto para un tapón.

¿QUÉ OCURRE REALMENTE DENTRO DE TU OÍDO?

El viaje de los bastoncillos más allá del pabellón auditivo es un camino lleno de peligros. Te explicamos el efecto bola de nieve que se produce en el interior de tu oído cada vez que los utilizas. Fuente: Freepik
El viaje de los bastoncillos más allá del pabellón auditivo es un camino lleno de peligros. Te explicamos el efecto bola de nieve que se produce en el interior de tu oído cada vez que los utilizas. Fuente: Freepik

Imagina que tu conducto auditivo es un túnel estrecho y delicado con un sistema de autolimpieza muy eficaz. El oído expulsa el exceso de cera de forma natural hacia el exterior, un proceso lento pero constante. Al introducir los hisopos de algodón, interrumpes bruscamente ese mecanismo de autolimpieza y generas un atasco, convirtiendo una sustancia protectora en un problema que requerirá intervención médica para solucionarse.

Este gesto tan común puede tener consecuencias que van más allá de un simple tapón. La piel que recubre el conducto auditivo es finísima y muy sensible a cualquier agresión externa, por lo que el uso frecuente de estos instrumentos puede dañarla. De hecho, la fricción de los bastoncillos puede provocar microheridas, irritación e incluso infecciones dolorosas, como la otitis externa, también conocida como «oído de nadador».

LOS RIESGOS OCULTOS QUE ESTÁS IGNORANDO

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El peligro más temido y, desafortunadamente, posible, es una lesión en el tímpano. Un movimiento brusco, un pequeño error de cálculo o un empujón accidental pueden ser suficientes para causar un daño irreparable. Aunque parezca una situación de película, una perforación timpánica por el uso incorrecto de bastoncillos puede causar dolor agudo, vértigos y pérdida de audición, secuelas que alteran drásticamente la calidad de vida.

Pero no hace falta llegar a ese extremo para sufrir las consecuencias de una mala higiene auditiva. La acumulación de cera compactada por los bastoncillos genera una sensación de oído tapado, zumbidos o acúfenos e incluso una notable disminución de la capacidad para oír. Lo irónico es que muchos de los problemas que intentas solucionar con los cotonetes son, en realidad, causados por ellos, creando un círculo vicioso muy perjudicial.

ENTONCES, ¿EL CERUMEN NO ES EL ENEMIGO?

Es hora de cambiar nuestra perspectiva sobre el cuidado auditivo y entender el verdadero papel del cerumen. Desmontamos el mito de que la cera es un residuo y te explicamos por qué necesitas los bastoncillos fuera de tu vida. Fuente: Freepik
Es hora de cambiar nuestra perspectiva sobre el cuidado auditivo y entender el verdadero papel del cerumen. Desmontamos el mito de que la cera es un residuo y te explicamos por qué necesitas los bastoncillos fuera de tu vida. Fuente: Freepik

El cerumen no es un fallo del sistema, sino un mecanismo de defensa inteligentemente diseñado por nuestro cuerpo. Esta sustancia cerosa tiene una función vital, ya que atrapa el polvo, la suciedad y los microorganismos antes de que lleguen a las partes más sensibles del oído, protegiéndonos de posibles infecciones. Eliminar esta capa protectora de forma agresiva deja la puerta abierta a todo tipo de problemas.

Además de su función de barrera, el cerumen mantiene el canal auditivo hidratado, evitando la sequedad, el picor y la descamación. Es el lubricante perfecto para la delicada piel de la zona, por lo que nuestro objetivo no debería ser eliminar la cera, sino mantener un equilibrio saludable. Obsesionarse con su retirada es como quitar el aceite que protege un motor: un error con consecuencias garantizadas.

LA ÚNICA FORMA CORRECTA DE CUIDAR TUS OÍDOS

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La regla de oro de los otorrinos es sorprendentemente simple: no introduzcas nada en tu oído que sea más pequeño que tu codo. La limpieza debe limitarse exclusivamente a la parte externa. Para un correcto cuidado auditivo, basta con usar la punta de una toalla o una gasa húmeda para limpiar suavemente el pabellón auricular y la entrada del conducto después de la ducha.

Si notas una acumulación excesiva de cera, pérdida de audición o molestias, la solución nunca es recurrir a los bastoncillos ni a otros remedios caseros. En estos casos, la única opción segura es acudir a un médico o a un otorrino para que evalúe la situación. Solo un profesional puede determinar si es necesario realizar una extracción y empleará las técnicas adecuadas para hacerlo sin poner en riesgo tu salud.


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