Que tu ordenador con Windows te conoce mejor que nadie no es ninguna sorpresa, pero seguramente no imaginas hasta qué punto. Cada clic, cada búsqueda y cada programa que abres genera un rastro de datos que viaja silenciosamente. Lo inquietante es que no se trata de un error, sino de una función que viene activada de serie; y es que por defecto, el sistema operativo está configurado para compartir tu actividad directamente con Microsoft, una realidad que muchos usuarios desconocen.
Esta monitorización constante se justifica como una herramienta para mejorar tu experiencia y ofrecerte anuncios más relevantes, pero la línea que separa la personalización de la vigilancia es cada vez más fina. La buena noticia es que tienes el poder de detener este flujo de información con unos pocos ajustes. ¿La mala? Que si no actúas, esta recopilación de datos seguirá funcionando en segundo plano sin tu consentimiento explícito, enviando informes detallados sobre cómo usas tu equipo.
¿QUÉ ES EXACTAMENTE LO QUE WINDOWS SABE DE TI?
Puede que pienses que se trata solo de informes de errores o problemas técnicos, pero la realidad es mucho más amplia y personal de lo que imaginas. Desde las aplicaciones que más utilizas y el tiempo que pasas en ellas hasta los términos que buscas en el menú de inicio, todo queda registrado. De hecho, el software de Microsoft analiza incluso los datos de diagnóstico del sistema para entender tus hábitos y patrones de comportamiento frente a la pantalla.
Pero la cosa no acaba ahí, porque el goteo de información es incesante y afecta a casi todo lo que haces. Ciertas configuraciones permiten que el sistema operativo recopile datos sobre los sitios web que visitas e incluso fragmentos de lo que escribes o dictas por voz para «mejorar» sus servicios. En esencia, tu ordenador se convierte en un libro abierto sobre tu vida digital, y tú, sin saberlo, eres el autor que no para de añadir páginas.
EL IDENTIFICADOR DE PUBLICIDAD: TU HUELLA DIGITAL PARA ANUNCIANTES

Imagina que cada vez que usas una aplicación de la tienda de Microsoft, llevas contigo un carné de identidad invisible que te identifica de forma única. Ese es, a grandes rasgos, el identificador de publicidad de tu PC. Su función es permitir que los anunciantes te sigan la pista a través de diferentes apps, y así, mostrarte anuncios personalizados basados en tus intereses y tu actividad reciente, creando un perfil muy preciso sobre ti.
Aunque Microsoft asegura que este identificador se puede restablecer, el simple hecho de que venga activado por defecto ya es una declaración de intenciones. Al desactivarlo, no dejarás de ver anuncios, pero estos serán genéricos y no estarán basados en un seguimiento de tu comportamiento. Es un paso pequeño pero fundamental para romper el vínculo entre tu identidad digital y las empresas que quieren venderte cosas, recuperando una capa esencial de anonimato en el ecosistema digital.
LA TELEMETRÍA: EL GRAN HERMANO QUE VIGILA EL «BIENESTAR» DE TU PC
Este concepto suena técnico, pero es muy fácil de entender: es el sistema que usa el entorno de escritorio para recopilar información sobre cómo funciona tu equipo y enviársela a sus ingenieros. La justificación oficial es que sirve para detectar problemas, mejorar la estabilidad y desarrollar nuevas funciones. Sin embargo, la configuración «completa» de telemetría envía una cantidad ingente de información, incluyendo detalles sobre la configuración de tu dispositivo y las apps instaladas.
La controversia reside en el nivel de detalle de esa información y en la falta de transparencia sobre qué se hace exactamente con ella. Aunque se supone que los datos son anónimos, diversas investigaciones han puesto en duda hasta qué punto lo son. Al limitar esta función, le dices a la plataforma de Microsoft que prefieres la privacidad a la mejora del producto, un derecho que te corresponde como usuario y propietario de tu dispositivo y tus datos.
RECUPERA EL CONTROL: GUÍA PASO A PASO PARA CORTAR LOS HILOS

El proceso es muy sencillo y apenas te llevará un minuto. Primero, pulsa la tecla de Windows y escribe «Configuración de privacidad», accediendo al menú principal. Una vez dentro, en la pestaña «General», verás varias opciones. Tu objetivo es la primera, que habla de las aplicaciones y el ID de publicidad; simplemente desactiva el interruptor para impedir que las apps usen tu identificador de anunciante y listo, primer hilo cortado.
A continuación, sin salir del menú de «Privacidad y seguridad», busca en el panel izquierdo la sección «Diagnósticos y comentarios. Aquí encontrarás la clave de la telemetría. Verás una opción para «Enviar datos de diagnóstico opcionales» que, muy probablemente, estará activada. Tu misión es apagarla, ya que limitarás el envío de información a lo estrictamente necesario para que el sistema funcione, cerrando así el grifo principal de datos hacia Microsoft.
¿Y AHORA QUÉ? MÁS ALLÁ DE LA CONFIGURACIÓN BÁSICA
Con estos ajustes modificados, tu ordenador será mucho más discreto, pero no te confíes. El ecosistema de Microsoft es complejo y existen otras muchas opciones que merece la pena revisar, como los permisos de ubicación, el acceso al micrófono o la personalización de la experiencia de escritura. Por eso, te recomendamos que dediques unos minutos a explorar el menú de privacidad, pues encontrarás más interruptores que puedes y debes apagar.
Tomar las riendas de tu privacidad digital es una carrera de fondo, no un esprint. Vivimos en una era en la que nuestros datos son el producto, y gestos tan simples como este marcan la diferencia. No se trata de ser un experto en ciberseguridad, sino de ser un usuario consciente, que entiende que la configuración por defecto de tu software casi nunca es la más beneficiosa para ti, sino para la empresa que lo ha desarrollado.