viernes, 22 agosto 2025

Llevabas 20 años culpando al mal tiempo sin saber que tu mal humor otoñal tiene un nombre: ‘efecto Drácula’

Se debe a una producción alterada de melatonina (hormona del sueño) y serotonina (hormona de la felicidad) en el cerebro. La solución más efectiva es exponerte a la luz natural durante 15 minutos por la mañana para regular tu reloj biológico.

El efecto Drácula no es el título de una película de terror, sino la explicación científica a por qué te arrastras por casa con la llegada del otoño. Esa sensación de apatía que achacas al frío tiene una razón de ser, y la falta de luz solar desajusta nuestro reloj biológico interno, provocando ese característico bajón anímico estacional. Pero, ¿sabías que la clave para combatirlo está en un gesto que te llevará menos de diez minutos cada día?

Se le llama así, de forma coloquial, porque nos convierte en criaturas que parecen rehuir la luz y anhelan la oscuridad. Este fenómeno, conocido como trastorno afectivo estacional, altera la producción de melatonina y serotonina en nuestro cerebro, dos hormonas clave para regular el sueño y el ánimo. Descubrir cómo funciona este mecanismo es el primer paso para dejar de sentirte sin fuerzas cada vez que los árboles pierden sus hojas y los días se acortan.

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¿POR QUÉ CADA OTOÑO TE SIENTES COMO UN VAMPIRO SIN ENERGÍA?

Aquí desvelamos por qué el efecto Drácula se ceba con nosotros justo cuando los días se acortan.
Aquí desvelamos por qué el efecto Drácula se ceba con nosotros justo cuando los días se acortan. Fuente Freepik.

Piensa en tu cuerpo como una planta que necesita sol para vivir. La llegada del otoño reduce drásticamente las horas de luz que recibimos, y nuestro hipotálamo reacciona ralentizando sus funciones como si se preparara para hibernar, causando esa característica astenia de otoño. No es pereza, es pura biología respondiendo a su entorno y pidiéndote un descanso que no siempre le puedes dar en tu día a día.

El cambio de hora de finales de octubre no ayuda en absoluto. Este ajuste artificial en nuestros horarios intensifica la sensación de descontrol, ya que el cuerpo percibe una oscuridad prematura que dispara la sensación de cansancio y la melancolía otoñal. De repente, tu energía se desvanece mucho antes de que acabe el día, dejándote con ganas de sofá y manta cuando aún queda mucho por hacer.

EL CEREBRO A OSCURAS: LA CIENCIA DETRÁS DE TU APATÍA

La clave de todo está en la melatonina, la hormona del sueño. Cuando hay menos luz, nuestro cerebro cree que es hora de dormir y empieza a segregar melatonina mucho antes de lo debido, provocando somnolencia y una notable falta de energía durante el día. Es como si vivieras con un ‘jet lag’ constante sin haber salido de tu ciudad, una sensación de estar siempre a medio gas.

Pero la melatonina no es la única culpable de este estado. La serotonina, conocida como la hormona de la felicidad, también depende de la luz solar para su producción, y un déficit de serotonina está directamente relacionado con la irritabilidad y la tristeza que sentimos en esta fatiga por el cambio de estación. Por eso te apetecen más el dulce y los carbohidratos, tu cerebro busca un chute rápido de bienestar.

NO ESTÁS SOLO EN ESTO: LA PANDEMIA SILENCIOSA DEL MAL HUMOR

Si creías que eras el único que sufría, te sorprenderá saber la enorme incidencia que tiene el efecto Drácula.
Si creías que eras el único que sufría, te sorprenderá saber la enorme incidencia que tiene el efecto Drácula. Fuente Freepik.

Millones de personas en todo el mundo experimentan este bajón cada año. Lo que muchos despachan como «un mal día» o «una mala racha» es en realidad un patrón recurrente, pues se estima que afecta en mayor o menor medida a una de cada cinco personas en países con estaciones marcadas. Este mal humor otoñal es tan común que la ciencia lleva décadas estudiándolo seriamente.

Además, este fenómeno no afecta a todos por igual. Las mujeres, por ejemplo, parecen ser más propensas a sufrirlo, y la genética también juega un papel importante en nuestra sensibilidad a los cambios de luz, lo que explica por qué en una misma familia hay quienes lo notan mucho más que otros. Reconocer que este cansancio del otoño es un fenómeno real y compartido es, sin duda, liberador.

LA SOLUCIÓN ESTÁ EN TUS MAÑANAS (Y ES MÁS FÁCIL DE LO QUE CREES)

La solución más potente es, paradójicamente, la más sencilla: luz, mucha luz. Exponerse a la luz natural a primera hora de la mañana es crucial, ya que este estímulo ‘resetea’ nuestro reloj biológico y frena la producción de melatonina, diciéndole al cerebro que es hora de activarse y ponerse en marcha. Un paseo de apenas 15 minutos al salir de casa puede cambiar por completo tu día.

Ni siquiera necesitas un sol radiante para que funcione. Incluso en un día completamente nublado, la luz exterior es infinitamente más potente que la artificial, y sus efectos sobre la retina son suficientes para regular nuestros ciclos circadianos y vencer la tristeza de los días cortos. El objetivo no es broncearse, sino que tus ojos capten esa información lumínica que es fundamental para tu bienestar general.

PEQUEÑOS GESTOS QUE RECARGAN TU BATERÍA INTERNA

Además de la luz, existen otras estrategias sencillas para minimizar el impacto del efecto Drácula en tu vida diaria.
Además de la luz, existen otras estrategias sencillas para minimizar el impacto del efecto Drácula en tu vida diaria. Fuente Freepik.

El ejercicio físico es tu gran aliado en esta batalla estacional. Mover el cuerpo, especialmente por la mañana y si es posible al aire libre, genera endorfinas y ayuda a sincronizar tu ritmo interno con el ciclo de luz natural, combatiendo la apatía con la llegada del frío de forma muy eficaz. No hace falta que corras una maratón, basta con caminar a buen ritmo para notar la diferencia.

Cuida también tu alimentación y tus horarios de descanso. Mantener una rutina de sueño estable, incluso los fines de semana, y consumir alimentos ricos en triptófano como los frutos secos, el plátano o el pavo refuerza la producción de serotonina y le da a tu cuerpo las herramientas para combatir el bajón. Así que la próxima vez que te sientas decaído, recuerda que no eres tú, es el efecto Drácula, y ahora ya sabes cómo plantarle cara.


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