En los últimos meses, un estudio realizado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) encendió una alarma global. Los investigadores descubrieron que la actividad cerebral se redujo en un 47% entre quienes escribieron con ayuda de inteligencia artificial, como ChatGPT, frente a aquellos que realizaron la tarea de forma autónoma. El dato no solo sorprendió a la comunidad científica, sino que también reavivó el debate sobre el impacto de estas tecnologías en la salud mental.
Las conclusiones preliminares, aún pendientes de revisión por pares, plantean un desafío urgente: **¿estamos debilitando nuestro cerebro al delegar funciones cognitivas a la inteligencia artificial? La pregunta cobra especial relevancia en un contexto donde *niños*, adolescentes y adultos interactúan a diario con herramientas digitales sin medir realmente sus consecuencias.
2Inteligencia artificial: “El cerebro se atrofia cuando no se ejercita”

Uno de los expertos que más énfasis puso en esta cuestión es Daniel Amen, reconocido especialista en prevención de la demencia. Para él, el uso pasivo de la inteligencia artificial podría aumentar significativamente el riesgo de deterioro cognitivo. “Es como pasar de levantar una pesa de diez kilos a una de uno: el músculo se atrofia”, advirtió.
Amen subraya la importancia de la carga cognitiva, es decir, el esfuerzo mental que el cerebro realiza. Reducirla de forma constante, como ocurre cuando se delega en ChatGPT la redacción de textos o la resolución de problemas, podría debilitar las conexiones neuronales a largo plazo. Según el especialista, el aprendizaje activo, la memoria de trabajo y la implicación intelectual son los pilares más sólidos para prevenir enfermedades neurodegenerativas.
Además, alertó sobre el peligro en niños y adolescentes. Sus cerebros todavía están en formación y son especialmente vulnerables a los efectos de la pasividad tecnológica. “La inteligencia artificial es mucho más peligrosa para un cerebro en desarrollo”, advirtió.