jueves, 21 agosto 2025

«Así te cuelan un virus que roba tus datos bancarios»: Cómo protegerte de los códigos QR maliciosos

• Antes de escanear, inspecciona el código físico en busca de pegatinas o mala calidad y revisa siempre la vista previa de la URL en tu móvil.
• Si sospechas que has sido víctima, cambia tus contraseñas de inmediato y contacta con tu banco para supervisar cualquier movimiento.

El peligro oculto en el código QR de los restaurantes se ha convertido en la pesadilla silenciosa de la era digital. Ese gesto, casi un acto reflejo que hemos adoptado para ver la carta o pagar la cuenta, esconde una amenaza que va mucho más allá de una simple molestia tecnológica. Y es que mientras tú solo buscas qué vas a cenar, los ciberdelincuentes han encontrado una nueva puerta de entrada a tu móvil y a tus datos bancarios. ¿Sabes realmente a dónde te lleva ese cuadrado de píxeles?

La comodidad nos ha vuelto vulnerables. Confiamos ciegamente en que ese código QR pegado en la mesa es seguro, pero la realidad es mucho más cruda y puede costarte muy cara. Lo que parece una simple herramienta para evitar el contacto con menús físicos es ahora el cebo perfecto para estafas sofisticadas. La clave del engaño es tan sencilla que asusta, una pegatina fraudulenta colocada sobre el código legítimo puede redirigirte a una web falsa sin que te des cuenta. Sigue leyendo, porque tu seguridad está en juego.

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CÓMO ALGO TAN SIMPLE SE VOLVIÓ TAN INDISPENSABLE

La omnipresencia del código QR en nuestras vidas ha hecho que bajemos la guardia, convirtiéndolo en un vector de ataque perfecto para los ciberdelincuentes.
La omnipresencia del código QR en nuestras vidas ha hecho que bajemos la guardia, convirtiéndolo en un vector de ataque perfecto para los ciberdelincuentes. Fuente Pexels.

La pandemia aceleró una transición que ya estaba en marcha, catapultando al código QR de ser una curiosidad a una herramienta esencial en nuestro día a día. Lo usamos para todo: acceder a un menú, validar un billete de tren o conectarnos a una red wifi pública. El problema es que su principal ventaja es también su mayor debilidad: la inmediatez y la falta de escrutinio al usarlo. Nadie se para a pensar dos veces antes de apuntar con la cámara del móvil.

Esa confianza ciega es precisamente el terreno de juego favorito de los estafadores. Damos por sentado que la tecnología es segura y que las empresas protegen esos puntos de acceso digital. Sin embargo, la realidad es que hemos bajado la guardia y asumido que todos los códigos que escaneamos son seguros por defecto. Esa suposición es un error que puede salirnos muy caro, transformando un simple gesto de conveniencia en una brecha de seguridad personal.

EL «QUISHING»: ASÍ FUNCIONA LA ESTAFA QUE NO VES VENIR

La técnica es tan simple como efectiva y tiene un nombre: «Quishing» (la unión de QR y phishing). No requiere de grandes conocimientos de hackeo, solo de un poco de audacia y una impresora. Como alertan los expertos en ciberseguridad, la técnica más común consiste en pegar una pegatina con un código malicioso encima del original. Es un cambiazo físico, rápido y casi indetectable para un cliente despistado que solo quiere pedir una cerveza.

Una vez que escaneas el código falso, comienza la segunda fase del ataque. El enlace no te lleva a la carta del restaurante, sino a una página web fraudulenta que imita a la perfección la original, o a una pasarela de pago falsa. El objetivo es claro, la web a la que te lleva es una copia casi perfecta de la real para robar tus credenciales de acceso o datos bancarios. Incluso podría iniciar la descarga de un software malicioso en tu teléfono sin que te percates.

LAS SEÑALES DE ALERTA: TU MÓVIL TE ESTÁ AVISANDO

Aprender a identificar las pistas visuales y digitales de un código QR falso es tu mejor línea de defensa para protegerte de esta creciente amenaza.
Aprender a identificar las pistas visuales y digitales de un código QR falso es tu mejor línea de defensa para protegerte de esta creciente amenaza. Fuente Pexels.

Antes de escanear, tómate dos segundos para ser detective. Observa el propio código QR físico. ¿Parece una pegatina barata pegada encima de otro papel? ¿Está deteriorado, pixelado o la calidad de impresión es sospechosamente mala? Los delincuentes suelen usar materiales de baja calidad. Fíjate bien, porque un código manipulado a menudo presenta bordes irregulares o una textura diferente al soporte original. Si algo te huele a chamusquina, no lo escanees.

Si el aspecto físico no te da pistas, tu móvil puede ser tu mejor aliado. La mayoría de los smartphones modernos no abren el enlace directamente, sino que te muestran una vista previa de la URL a la que te va a dirigir. ¡No la ignores! Revisa esa dirección con atención. Desconfía si es una URL extraña, acortada o si no coincide con el nombre del establecimiento. Recuerda que la mayoría de móviles modernos muestran una vista previa del enlace antes de abrirlo, así que léela con atención.

¿DEMASIADO TARDE? QUÉ HACER SI YA HAS PICADO EL ANZUELO

Si has caído en la trampa y has metido tus datos en una web sospechosa, no entres en pánico, pero actúa ya. Desconecta el móvil de internet para cortar cualquier comunicación del posible malware con el exterior y revisa los movimientos de tu cuenta bancaria. Sobre todo, lo primero es cambiar inmediatamente las contraseñas de las aplicaciones bancarias o redes sociales que hayas podido usar. Contacta con tu banco si ves alguna operación sospechosa, por pequeña que sea.

La mejor cura es la prevención. Antes de que ocurra nada, puedes tomar medidas para fortalecer la seguridad de tu dispositivo. Instala un buen antivirus en tu móvil y asegúrate de que tanto el sistema operativo como las aplicaciones están siempre actualizados. Además, revisa la configuración de tu navegador, porque activa las funciones de navegación segura en tu navegador móvil para que te alerte de sitios peligrosos antes de que carguen. Un buen escudo digital es fundamental.

NO SOLO EN LOS RESTAURANTES: LA AMENAZA ESTÁ EN TODAS PARTES

La versatilidad del código QR hace que esta amenaza se extienda más allá de la hostelería, a cualquier espacio público donde tu atención pueda flaquear.
La versatilidad del código QR hace que esta amenaza se extienda más allá de la hostelería, a cualquier espacio público donde tu atención pueda flaquear. Fuente Pexels.

Aunque hablamos de restaurantes, el peligro es extrapolable a cualquier entorno. Piensa en los carteles de eventos en la calle, en los parquímetros, en las bicicletas de alquiler o incluso en las tarjetas de visita. La realidad es que cualquier código expuesto en la vía pública sin supervisión es un objetivo potencial para los delincuentes. La clave es mantener siempre el mismo nivel de alerta, sin importar dónde te encuentres o la prisa que tengas en ese momento.

En definitiva, no se trata de volver a la carta de papel y demonizar la tecnología, sino de usarla con cabeza. Un código QR es una puerta, y antes de cruzarla, debes asegurarte de quién está al otro lado. La próxima vez que apuntes con tu cámara, recuerda lo que has leído, porque la seguridad digital ya no es cosa de expertos, sino una responsabilidad de todos. Al final, adoptar un segundo de escepticismo antes de escanear puede ser la diferencia entre la comodidad y el desastre.


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