Dormir bien no es un lujo ni una costumbre secundaria. Es, en realidad, una necesidad vital que nos acompaña a lo largo de todas las etapas de la vida. Descansar no solo restaura el cuerpo y la mente, sino que también es la llave para mantenernos lúcidos, con energía y en equilibrio.
En los últimos años, la ciencia del sueño ha ganado un lugar protagónico en la investigación médica. La llamada medicina del sueño busca responder a una pregunta fundamental: ¿qué ocurre en nuestro organismo cuando no logramos dormir correctamente? Lastimosamente, las respuestas son cada vez más inquietantes.
1El descanso como motor de la salud

El doctor Daniel Cardinali, lo resume con claridad: “La homeostasis, es decir, la capacidad que tenemos de mantenernos estables internamente y responder a los estímulos externos, depende de manera directa de la calidad del sueño”. Dicho de otro modo, descansar no es simplemente cerrar los ojos unas horas, sino permitir que todo el organismo encuentre su equilibrio natural.
Este proceso tiene un impacto que se extiende a cada rincón del cuerpo. Dormir profundamente regula funciones hormonales, fortalece el sistema inmunológico y mejora la memoria. Por el contrario, no descansar correctamente desencadena un efecto dominó que puede derivar en enfermedades crónicas, desde problemas cardiovasculares hasta trastornos neurodegenerativos.