Hay lugares donde la magia simplemente ocurre, y parece que Galicia tiene un don especial para alumbrar ideas que rompen el mapa. En un mundo dominado por la tradición británica, ¿quién iba a pensar que una pequeña destilería de aldea cambiaría las reglas del juego para siempre? Y es que una de las ginebras más laureadas del mundo no nació en Londres, sino en un pazo gallego rodeado de viñedos. Un desafío en toda regla.
La historia de esta bebida es, en realidad, la historia de un paisaje embotellado. Imagina el murmullo del viento atlántico, el aroma a sal y el frescor del albariño; pues todo eso está dentro. En esta tierra gallega, el atrevimiento consiste en mirar lo que tienes delante con otros ojos, y por eso su éxito internacional se basa en usar ingredientes radicalmente locales, ignorando por completo las recetas centenarias de otros países. La revolución estaba servida.
¿UN VINO CONVERTIDO EN GINEBRA? LA REVOLUCIÓN EMPEZÓ AQUÍ
¿Y si el alma de un vino pudiera destilarse hasta convertirse en la base de una ginebra? Esa fue la audaz pregunta que se hicieron unos amigos en este rincón atlántico, hartos de la monotonía del mercado. No buscaban una ginebra más, sino capturar la esencia de su tierra, y para ello la base del destilado es uva albariño en lugar del tradicional grano de cereal, rompiendo así con todas las convenciones imaginables.
El resultado es una suavidad y un perfume que lo cambiaron todo. Este destilado vínico aporta una textura sedosa que ninguna otra ginebra poseía, un punto de partida que ya la hacía única en el mundo. La verdadera innovación de esta bebida de Galicia no fue añadir nuevos botánicos, sino transformar el corazón mismo de la ginebra desde su alcohol base, dándole un carácter inconfundiblemente gallego antes incluso de la primera infusión.
EL MAPA BOTÁNICO SECRETO QUE CABE EN UNA BOTELLA
Para crear una bebida que supiera a Galicia, no bastaba con la uva. Había que salir al campo, oler, tocar y probar la propia tierra.
Cada botánico se escogió para contar una parte del relato de este paraíso verde. La inspiración no vino de manuales ingleses, sino de los paseos por la costa y el monte gallego. Así, en su fórmula secreta encontramos maravillas como la hierbaluisa o el laurel, pero el toque maestro lo aporta la salicornia, una planta marina que le da un sutil y sorprendente matiz salino que evoca directamente al océano Atlántico.
El viaje sensorial no termina ahí, pues se complementa con la frescura de plantas autóctonas que todos en la región conocen bien. Una selección de once botánicos perfectamente equilibrados, donde el eucalipto y la menta piperita aportan notas balsámicas que te transportan a un bosque umbrío. De este modo, la ginebra consigue un perfil aromático fresco y complejo a la vez, un reflejo fiel de la diversidad paisajística del noroeste de España.
CUANDO DAVID VENCIÓ A GOLIAT EN LOS TEMPLOS DEL GIN
Nadie en los grandes concursos internacionales esperaba una propuesta así. Los jueces, acostumbrados a los perfiles clásicos dominados por el enebro, se encontraron con una ginebra de Galicia que era pura elegancia atlántica. Las primeras medallas no tardaron en llegar, y pronto los galardones más prestigiosos confirmaron que estaban ante una creación excepcional, reconocida en certámenes como el San Francisco World Spirits Competition.
El impacto fue inmediato y supuso un auténtico terremoto en el sector. Las destilerías británicas, reinas indiscutibles durante siglos, vieron cómo una pequeña marca de una aldea española se colaba en el olimpo de los destilados. Aquello demostró que la innovación podía superar a la tradición más arraigada, abriendo la puerta a una nueva era para las ginebras de autor en todo el mundo y poniendo a esta comunidad gallega en el mapa.
EL VIENTO NORDÉS: LA INSPIRACIÓN QUE LLEGA DEL ATLÁNTICO
Detrás de esta botella icónica no hay un gran grupo empresarial, sino la pasión de un grupo de amigos y el nombre de un viento que lo define todo en Galicia.
Todo nació de la inquietud de un sumiller, un bodeguero y un maestro destilador que soñaban con crear algo radicalmente nuevo. El nombre elegido, Nordés, no es casualidad, ya que hace referencia a ese viento del nordeste. Para la gente de la zona, el Nordés es el viento que anuncia el buen tiempo y la calma, una metáfora perfecta de la sensación fresca y agradable que transmite cada sorbo de esta ginebra.
Ese espíritu colaborativo y artesanal se percibe en cada detalle, desde el diseño de su botella blanca, inspirada en la cerámica tradicional de Sargadelos, hasta el propio proceso de elaboración. La destilería se ubica en el valle del Ulla, cerca de Santiago de Compostela, y sigue utilizando un alambique de cobre para destilaciones lentas y cuidadosas, un método que permite preservar los aromas más delicados de los botánicos de esta región.
MÁS ALLÁ DEL GINTONIC: UN LEGADO QUE SE BEBE DESPACIO
Su versatilidad la ha convertido en la favorita de cocteleros de todo el planeta, que la aprecian por su capacidad para brillar más allá del clásico gintonic. Funciona de maravilla en cócteles que requieren frescura y complejidad aromática, y por eso muchos bármanes la prefieren para crear nuevas versiones de clásicos como el White Negroni o el Tom Collins, aportándoles un toque completamente diferente y sofisticado.
Pero su mayor legado es haber demostrado que se puede ser universal partiendo de lo local. Ha abierto un camino para otros productores de la tierra de meigas, que ahora se atreven a experimentar con los increíbles recursos naturales de Galicia. Ya no se trata solo de una bebida; es la prueba de que la próxima gran idea puede estar madurando ahora mismo en cualquier pequeña aldea, esperando a que alguien crea en ella para conquistar el mundo.