martes, 19 agosto 2025

Subida de la luz y el gas: estrategias financieras para jubilados este otoño

La factura de la luz y el gas vuelve a subir este otoño y muchos jubilados nos preguntamos cómo llegar a fin de mes sin pasar frío. Aquí te cuento en primera persona las estrategias financieras que aplico: desde el bono social hasta trucos de ahorro y pequeñas inversiones que ayudan a sobrellevar el golpe.

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Cada otoño me pasa lo mismo: abro la primera factura de la luz con la calefacción recién encendida y me quedo blanco. Y si encima miro la del gas… mejor me siento. Parece que los precios tienen la manía de subir justo cuando más falta nos hace. Y claro, con una pensión que no se estira al mismo ritmo que la energía, toca hacer malabares para que las cuentas salgan.

Con los años he aprendido que no basta con bajar el termostato o ponerse otro jersey (aunque algo ayuda). También hay que tirar de trucos y estrategias financieras sencillas que te permiten amortiguar el golpe. No son fórmulas mágicas, pero a mí me han funcionado y, al menos, me quitan la sensación de estar siempre a la defensiva con la factura.

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Revisar tarifas y no rendirse a la primera

Ya es casi tradición: cuando llega septiembre, me pongo a revisar la tarifa de la luz. Sí, es un rollo, pero merece la pena. Muchas compañías ofrecen condiciones especiales a los mayores de 65 o a quienes se acogen al bono social eléctrico. Reconozco que me costó entender tanta letra pequeña, pero un día dije “basta”, llamé, insistí… y conseguí rebajar la factura un 15 %. La moraleja es clara: si no protestas, pagas de más.


Los bonos sociales existen (y funcionan)

Durante mucho tiempo pensé que lo del bono social era un invento de políticos para salir en la tele, pero no: es real. Tardé meses en enterarme de que podía pedirlo y la diferencia se nota. No es que la factura desaparezca, pero ver cómo descuentan directamente en la luz o el gas es un alivio enorme. Es de esas ayudas que uno debería pedir sin pensárselo, porque de verdad sirven.


Ahorrar energía sin vivir como un esquimal

No pienso pasarme el invierno con tres jerseys y una manta encima, pero tampoco voy a regalarle el dinero a la compañía eléctrica. Así que he ido pillando costumbres: poner la lavadora en horas valle, programar el termo, bajar un par de grados la calefacción por la noche… Son cosas pequeñas, casi tontas, pero cuando llega la factura lo notas. Y lo mejor: al final lo haces sin darte cuenta.


Una “hucha de la luz” que se va llenando sola

Esto lo aprendí hace poco y me ha gustado. Aparto cada mes un dinero fijo en una cuenta remunerada. Cuando llega la factura, tiro de ahí y, mientras tanto, ese dinero ha estado generando intereses. No me voy a hacer rico, pero sí compensa un poco la subida. También probé con un depósito a corto plazo para los gastos de energía del invierno. Me gusta llamarlo “mi hucha de la luz”.


Fondos conservadores: colchón extra

No me van las aventuras financieras, así que opto por fondos garantizados o de renta fija corta. No dan grandes alegrías, pero con lo que generan me cubro parte del aumento de las facturas sin tener que tocar la pensión. Es un pequeño colchón que suaviza la cuesta del otoño.


Hablarlo en familia, el truco más simple

Y lo último, pero quizá lo más útil: hablar con los hijos o nietos. Yo antes me guardaba mis dudas y lo resolvía solo, pero desde que lo comento con ellos me han dado más soluciones que cualquier gestor. Que si cambiar de tarifa online, que si placas solares comunitarias, que si tal aplicación te avisa de los horarios baratos… Al final, compartirlo te ahorra tiempo y dinero.


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