Tres años después de la mediática separación de Shakira y Gerard Piqué, la expareja ha dado un nuevo paso en la reestructuración de su patrimonio común. La venta de una de las viviendas que compartieron en Esplugues de Llobregat, por algo más de tres millones de euros, marca un momento significativo en la desvinculación patrimonial que ambos vienen atravesando desde 2022.
El inmueble vendido de Shakira y Piqué forma parte de un exclusivo complejo que en su día fue concebido como un refugio familiar de largo plazo. Sin embargo, la ruptura y los distintos rumbos de vida terminaron por convertirlo en un símbolo de lo que quedó inconcluso. La operación, confirmada por diversas fuentes, no estuvo exenta de tensiones y revela una vez más el trasfondo emocional y económico que sigue marcando la historia de la cantante colombiana y el exfutbolista.
5Un cierre simbólico de una etapa inconclusa

La venta de la vivienda en Esplugues de Llobregat no es un simple trámite económico. Representa, en muchos sentidos, un cierre simbólico. Lo que alguna vez fue un refugio compartido ya no existe como tal, y cada paso en la separación patrimonial confirma que el proyecto familiar iniciado hace más de una década quedó trunco.
Shakira ha sabido transformar esa experiencia en arte y resiliencia, canalizando sus emociones en canciones que han resonado en todo el mundo. Piqué, en cambio, ha optado por el silencio mediático y por enfocarse en sus negocios y su nueva relación.
La historia de esta venta se enmarca en un proceso mayor: el de la reconstrucción de vidas separadas que alguna vez compartieron un mismo sueño. Lo que queda ahora es la certeza de que, aunque el patrimonio se reparta y los caminos se alejen, el recuerdo de aquella etapa seguirá vivo en la memoria colectiva de quienes siguieron de cerca cada capítulo de esta historia.