En la vida de toda reina hay capítulos que rara vez salen a la luz. Antes de mudarse a la Zarzuela y asumir un papel histórico en la monarquía española, Letizia llevaba una existencia más parecida a la de muchos jóvenes profesionales que buscaban independencia y estabilidad. Su hogar estaba en una urbanización tranquila de Madrid, lejos del protocolo y las cámaras.
Ese piso, situado en Valdebernardo, fue el escenario de una etapa de discreción, trabajo intenso y rutinas simples. Sin embargo, con el paso de los años, su historia quedó marcada por momentos felices, otros dolorosos y un cambio de vida que lo transformó todo. En este artículo te contaremos cómo era la residencia de Letizia antes de convertirse en reina.
3Un capítulo doloroso en la familia Ortiz Rocasolano

El destino del piso dio un giro cuando, tiempo después, se trasladó a él Érika Ortiz, la hermana pequeña de Letizia, junto con su hija Carla. La vivienda se convirtió en su refugio tras la separación de su marido, Antonio Vigo. Sin embargo, en febrero de 2007, Érika murió de forma repentina en ese mismo lugar, a los 31 años.
La noticia supuso un golpe devastador para Letizia, que en aquel momento estaba embarazada de su segunda hija. Los recuerdos vinculados a ese espacio se tornaron demasiado dolorosos. Tras el nacimiento de la infanta Sofía, la reina tomó la decisión de vender el piso. En junio de 2008, la propiedad se transfirió a una joven familia por un precio de 230.000 euros. Todo el proceso se gestionó a través de abogados, y desde entonces, el inmueble ha seguido siendo un hogar, pero alejado del foco mediático.