Soy muy pocas las figuras de la realeza europea que han vivido una trayectoria tan marcada por los contrastes como la infanta Cristina, hermana de Felipe IV. Desde su nacimiento, rodeado de expectativas que no se cumplieron, hasta los escándalos judiciales y su actual vida lejos de España, la suya es una historia de ascensos y caídas, de privilegios y renuncias.
La periodista y experta en Casas Reales, Héloïse Broseta, lo resume con contundencia: “Felipe decidió desterrar a su hermana”. Una frase que no solo encierra un conflicto familiar y una problemática relación con la infanta Cristina, sino el reflejo de una década en la que la monarquía española intentó blindarse de polémicas, aun a costa de sus propios miembros.
2El romance con Urdangarin y una agenda institucional intensa

En 1997, a los 32 años, la infanta Cristina contrajo matrimonio con Iñaki Urdangarin, por entonces una estrella del balonmano español. Como obsequio de bodas, el rey Juan Carlos les otorgó el título de duques de Palma de Mallorca. Desde ese momento, la pareja inició una intensa actividad institucional, representando a la Corona en eventos nacionales e internacionales.
Durante años, el matrimonio parecía el ejemplo perfecto de modernidad y compromiso. Con cuatro hijos —Juan, Pablo, Miguel e Irene—, alternaban su vida familiar con actos oficiales, proyectando una imagen de estabilidad y éxito que seducía a la opinión pública. Pero esa fachada estaba destinada a resquebrajarse.