La calma veraniega que suele envolver a la Casa Real española se ha visto alterada por un viaje inesperado. Felipe y Letizia han puesto rumbo a Grecia en plena temporada alta, un destino que evoca glamour, historia y aguas de un azul inconfundible. Lo que parecía una escapada privada más se ha convertido en el centro de comentarios y titulares, avivado por el halo de misterio que rodea cada paso de sus vacaciones.
El silencio oficial, lejos de disipar las dudas, ha actuado como combustible para la especulación. El seguimiento de la ruta del Falcon ha dejado al descubierto el primer capítulo del periplo, apuntando hacia un enclave cargado de simbolismo y polémica: la isla de Spetses. Allí, entre mansiones de ensueño y recuerdos de disputas locales, Felipe y Letizia podrían estar disfrutando de la hospitalidad de sus homólogos holandeses… y enfrentando, de paso, un eco mediático nada inocente.
2Felipe y Letizia: La mansión que divide opiniones en Spetses

La historia de esta residencia de lujo comenzó en 2012, cuando Guillermo y Máxima adquirieron por 4,5 millones de euros una finca de 4.000 metros cuadrados con vistas privilegiadas al mar Egeo. La elección no fue casual: dos años antes, la entonces princesa Máxima había quedado fascinada con Spetses al asistir a la boda de Tatiana Blatnik y Nicolás de Grecia.
La propiedad se compone de tres casas blancas que se asoman a un acantilado, rodeadas de vegetación mediterránea. No faltan comodidades de revista: piscina infinita, pista de tenis y un puerto privado que permite llegar y marcharse por mar sin cruzarse con turistas o paparazzi. Un enclave perfecto para la intimidad y, paradójicamente, para la controversia.