Un informe del proyecto Costs of War, del Watson Institute for International and Public Affairs, ha revelado una cifra escalofriante: 270 periodistas han sido asesinados por Israel en menos de dos años. El informe concluye que el genocidio perpetrado por el Estado presidido por Benjamín Netanyahu ha matado a más periodistas que la suma de los reporteros víctimas en la Primera y la Segunda Guerra Mundial, la Guerra de Corea, la Guerra de Vietnam (incluidos los conflictos en Camboya y Laos), las guerras en Yugoslavia de los años noventa y 2000, y la guerra posterior al 11 de septiembre en Afganistán.
Esta es una cifra que rompe todos los precedentes. Desde la ONU se admiten al menos 242 periodistas muertos en Gaza, y califican la situación como «la cifra más alta registrada» en lo que ellos consideran un conflicto bélico. A diferencia de las guerras del siglo XX, que muchas veces se libraban a oscuras, este genocidio se ve por televisión, en tiempo real, y aún así quien lo perpetra ni se tapa ni se arruga.
Uno de los crímenes más recientes y representativos ocurrió el pasado domingo por la tarde, cuando seis periodistas fueron asesinados en un ataque de precisión israelí contra el hospital Al Shifa, en la ciudad de Gaza. Las víctimas fueron identificadas como Anas Al Sharif y Mohamed Qraiqea, corresponsales de Al Jazeera; los fotoperiodistas Ibrahim Zaher y Moamen Aliwa; el asistente de fotoperiodista Mohamed Nofal, y el también reportero Al Khalidi.
La Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos ha calificado este ataque como una grave violación a los derechos humanos.
SÍMBOLO DE LA MATANZA
El caso de Anas Al Sharif, de 28 años, simboliza la tragedia colectiva del periodismo palestino. Era uno de los reporteros más conocidos de Al Jazeera en Gaza. El domingo murió junto a sus colegas en una tienda de campaña frente al hospital, donde vivían y trabajaban.
Al Sharif, que hace un mes parecía adivinar su destino en una entrevista concedida a TVE, había dejado escrita una especie de testamento, difundido posteriormente en su cuenta de X. «Si les llegan estas palabras, sepan que Israel ha logrado matarme y silenciar mi voz», arranca el texto, fechado el 6 de abril de 2025.

El Estado de Israel no solo se ha conformado con cometer los citados crímenes, sino que también ha acusado a algunos de los periodistas asesinados, como Al Sharif, de participar en actividades terroristas. Frente a estas declaraciones, Reporteros Sin Fronteras fue contundente. «El intento de estigmatizar a los periodistas asesinados como ‘terroristas’ es un acto más de violencia. «Se trata de matarlos dos veces, un acto propio de regímenes totalitarios y depredadores de la libertad de prensa», aseguran.
También la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) ha señalado con dureza la intención israelí de silenciar las voces que denuncian las atrocidades en Gaza, donde los periodistas no pueden trabajar.
Van casi dos años de genocidio en Gaza y han sido asesinadas por manos israelíes más de 61.499 personas (casi el 30% de ellos, niños, menores de 16 años). Los crímenes se han producido a bombas, a tiros t a base de hambruna provocada (ya se cuentan más de 100 niños muertos por inanición).
Israel trata cada día (y van casi 700) de destruir el alma del pueblo palestino, lo cual va más allá de acabar con sus vidas. Esta vez sí, tras más de 70 años, se busca acabar con cualquier oportunidad de reconstrucción, con su futuro.
En este contexto, el periodismo palestino se convierte en la última línea de defensa de la verdad. Si el mundo sabe lo que ocurre en Gaza, si hay imágenes, crónicas y voces que documentan el horror, es gracias a periodistas que se están jugando literalmente la vida para contarlo. Por eso Israel los tiene en el punto de mira.
Mientras tanto, algunas de las principales formaciones políticas españolas como el Partido Popular, en Madrid, y Vox, a nivel nacional, siguen sin condenar públicamente el genocidio. Este silencio político sintoniza con el de algunos de algunos grandes medios de comunicación que hace una década hacían interesada guardia en Caracas, hace tres años se volcaban en favor de Ucrania y ahora miran para otro lado sobre Palestina.
La historia juzgará este genocidio en el que se encuadra el mayor ataque a la libertad de prensa de nuestra era.