La DGT nos recuerda una vez más que en la carretera, los gestos más cotidianos pueden esconder los mayores peligros, sobre todo ahora que llegan los viajes largos de verano. Esa imagen tan repetida en el cine y en la vida real, la del copiloto relajado con los pies apoyados en el salpicadero, es mucho más que una simple cuestión de comodidad. Lo que no todos saben es que ese gesto aparentemente inofensivo puede acarrear una multa de hasta 100 euros. ¿De verdad es para tanto? La respuesta corta es sí.
Pero el dinero, en realidad, es lo de menos en esta historia, porque la advertencia de Tráfico va mucho más allá de una simple sanción económica. La razón de ser de esta norma es tan contundente que hiela la sangre y debería bastar para que nadie volviera a hacerlo, ya que la Dirección General de Tráfico advierte que el verdadero peligro reside en las gravísimas lesiones que puede causar el airbag en caso de accidente. Es una de esas verdades incómodas que conviene conocer antes de ponerse en marcha.
1LA MULTA QUE NADIE SE ESPERA Y QUE ESTÁ EN EL REGLAMENTO

Puede que busques en el Código de Circulación y no encuentres un artículo que prohíba textualmente poner los pies en el salpicadero, y es que la sanción no viene de una norma tan específica. El quid de la cuestión es más general pero igual de importante, porque el Reglamento General de Circulación establece que el conductor debe mantener su libertad de movimientos y el campo de visión necesario para garantizar la seguridad, y un copiloto mal posicionado puede interferir en ello. Por eso la DGT pone el foco en la postura.
La responsabilidad, por tanto, no es exclusiva de quien lleva el volante. La normativa vial entiende que la seguridad es un trabajo en equipo dentro del habitáculo. En este sentido, el copiloto también está obligado a mantener una postura adecuada que no entorpezca ni distraiga al conductor bajo ningún concepto, y los pies en el salpicadero pueden limitar la visión del espejo retrovisor derecho o incluso ser una distracción fatal. La ley, en este caso, apela al sentido común y a la responsabilidad compartida.