La inteligencia artificial dejó de ser una promesa abstracta para convertirse en un motor cotidiano. Más del 60% de los españoles ya utiliza aplicaciones generativas, el porcentaje supera el 70% entre los menores de 30 años, y el 90% de los jóvenes reconoce que la IA influye en sus decisiones de compra.
Entre banca, salud y entretenimiento, la conversación con un chatbot pasó a ser tan habitual como consultar un comparador de precios. Las empresas, sin embargo, avanzan a otro ritmo. Solo un 19,9% de las compañías españolas declara usar algún sistema de IA y el 60% de ellas lo hace aún en fase piloto, según el último boletín del Banco de España.
La foto deja claro que la madurez tecnológica sigue concentrada en grandes corporaciones, mientras miles de pymes observan desde la barrera. Es en este ambiente que las experiencias digitales que combinan comercio electrónico y algoritmos predictivos nacen. Desde asesores financieros inteligentes hasta plataformas de entretenimiento y consumo lúdico.
En las cajas misteriosas Jemlit, el uso de la IA podría decidir en tiempo real el premio que recibe cada usuario. Es exactamente este tipo de cosa que ejemplifica cómo los modelos de aprendizaje automático están reconfigurando la relación entre oferta y demanda en plena economía de la atención.
El ritmo de adopción empresarial
La conclusión más repetida en auditorías privadas y públicas coincide. La IA multiplica la productividad. Un informe de PwC España cifra en hasta un 56% la prima salarial media de los profesionales con competencias avanzadas en IA, mientras la eficiencia de sus equipos crece casi cuatro veces.
Frente a ese impulso, el Servicio Público de Empleo Estatal estima que alrededor del 10% de los puestos de trabajo actuales podrían desaparecer, aunque otro 15% de los roles se volverá mucho más productivo gracias a la automatización inteligente. La paradoja es que el tejido productivo no encuentra talento suficiente.
El Barómetro 2025 del Cercle Tecnològic de Catalunya revela que la demanda de perfiles de IA aumentó la de desarrollo web en tan solo dos años, y que las vacantes quedan abiertas por falta de candidatos cualificados. Esta brecha se observa con nitidez en sectores regulados.
En la banca, por ejemplo, proyectos de segmentación hiperpersonalizada dejan de ser prototipo y se convierten en ventaja competitiva. La lentitud en la adopción se explica también por los costes de implantación y por la incertidumbre regulatoria que rodea al nuevo Reglamento Europeo de IA.
Entre tanto, los bancos refuerzan laboratorios de datos, las aseguradoras automatizan el procesamiento de siniestros y las consultoras tecnológicas contratan en bloque especialistas en machine learning. Todo indica que, aun con pasos cortos, la dirección es irreversible.
Quien no integre IA a su flujo de valor corre el riesgo de quedarse fuera de juego en los próximos dos ejercicios. España es una sociedad que ya confía en algoritmos para comprar y tiene un tejido empresarial que toma impulso, pero todavía arrastra lastre estructural.
Informática, desarrollo y consultoría tecnológica
La primera industria que capitaliza la ola algorítmica es el desarrollo de software. El AI Jobs Barometer 2025 de PwC revela que los programadores especializados en aprendizaje automático han visto cómo su retribución media subía en solo un año, mientras la demanda de perfiles MLOps se disparaba.
El fenómeno no se limita a los gigantes del Ibex 35. La barcelonesa Aizon enlaza rondas de financiación para exportar software de IA médica y chatbots logísticos. Sin embargo, la escasez de talento mantiene las vacantes abiertas, lo que frena proyectos en pymes y provincias interiores.
Para cerrar la brecha, el Gobierno ha reservado millones de euros del Plan de Recuperación a becas, algunas de reskilling en IA, según la última adenda publicada en el BOE. Los ingenieros capaces de entrenar modelos en castellano se han convertido en el eslabón más cotizado del mercado laboral tecnológico.
Pero, si la programación es el motor, la consultoría actúa como sistema nervioso de la transformación digital. Hace poco, Accenture celebró su 60º aniversario en España anunciando la contratación de 3.000 especialistas en IA hasta 2027 y el lanzamiento de centros de excelencia generativa, desde donde presta servicio al 83% de las compañías del Ibex 35.
El modelo consultoría aumentada combina arquitecturas cloud y grandes modelos lingüísticos para rediseñar cadenas de suministro o automatizar back-office financiero. La tendencia se refleja también en inversión empresarial, ya que el 61% de las organizaciones españolas incrementará su presupuesto de IA en 2025.
Ese apetito obliga a firmas como NTT Data, Minsait o Capgemini a multiplicar alianzas con universidades para asegurar cantera. De paso, desdibuja la frontera entre consultor y científico de datos. Los socios ya exigen a sus equipos dominio de prompt engineering, ingeniería de confianza y gobierno del dato.