Las sentadillas son un pilar fundamental en cualquier rutina de entrenamiento que se precie, un ejercicio rey para fortalecer el tren inferior y mejorar la condición física general. Millones de personas en todo el mundo las incorporan en sus sesiones de gimnasio o en sus casas, convencidas de sus innumerables beneficios. Sin embargo, la popularidad de este movimiento es directamente proporcional a la frecuencia con la que se ejecuta de manera incorrecta. A menudo, la técnica correcta es a menudo pasada por alto, convirtiendo un ejercicio beneficioso en una potencial fuente de lesiones, especialmente para las articulaciones de la rodilla. Este fallo, tan extendido como perjudicial, puede estar boicoteando tus progresos y, lo que es peor, poniendo en riesgo tu salud articular a largo plazo.
El problema reside en un detalle que muchos ignoran o realizan de forma automática sin ser conscientes del daño que se están autoinfligiendo. Se trata de un gesto aparentemente inofensivo que, según los especialistas en biomecánica del deporte, compromete la estabilidad y la salud de la espalda baja y las rodillas. Un reconocido entrenador personal ha puesto el foco sobre esta incorrecta ejecución, advirtiendo de sus consecuencias con una frase tan contundente como reveladora. Comprender cuál es este error y, sobre todo, cómo subsanarlo, marca la diferencia entre un entrenamiento productivo y seguro y un camino directo hacia el dolor crónico y las lesiones que podrían apartarte de la actividad física.
4TRUCOS DEL OFICIO PARA CORREGIRTE A TI MISMO

Aprender a automatizar la técnica correcta puede ser un desafío, pero existen trucos muy efectivos para reeducar el cuerpo. Una de las mejores herramientas es la pared. Colócate de cara a un muro, con las puntas de los pies a pocos centímetros de él, y trata de hacer una sentadilla sin que tus rodillas ni tu cara toquen la pared. Este método infalible, un método infalible es realizar el ejercicio de cara a una pared, a unos centímetros de distancia, lo que te obliga a mantener el torso vertical para no chocar contra ella y automatizar así el patrón de movimiento correcto.
Otra técnica muy útil, especialmente para quienes se inician, es la sentadilla a un cajón o banco. Coloca un banco o una caja de una altura adecuada detrás de ti y realiza el movimiento con el objetivo de tocarlo suavemente con los glúteos antes de volver a subir. Este ejercicio te fuerza a llevar la cadera hacia atrás y te enseña cuál es la profundidad correcta. Además, es fundamental concentrarse en empujar el suelo con los talones y la parte media del pie, evitando que el peso se desplace hacia la punta de los dedos, garantiza una mayor activación de la cadena posterior.