Son muy pocas las figuras monárquicas que despiertan tanto interés como la reina Sofía. Discreta en público, pero con una vida marcada por episodios personales que rara vez trascienden, su imagen ha sido objeto de mitos y verdades a medias. Sin embargo, una reciente revelación de la periodista Pilar Eyre ha sacado a la luz una historia tan inesperada como humana, que muestra a la monarca en un momento de vulnerabilidad.
La cronista, conocida por su profundo conocimiento de la Casa Real española, ha narrado un episodio que vincula a la reina Sofía con un destacado monje tibetano. Más allá del protocolo y la solemnidad, este vinculo demuestra que hasta las grandes figuras políticas necesitan en algunos momentos apoyarse y buscar refugio frente a las turbulencias de la vida privada.
5La cara oculta de una reina
Para Pilar Eyre, esta historia revela una faceta poco conocida de la reina Sofía. Durante décadas, la imagen pública de la monarca ha sido la de una mujer firme, dedicada a su papel institucional y aparentemente distante de los vaivenes emocionales. Sin embargo, este episodio confirma que detrás de esa compostura se escondía un sufrimiento silencioso.
La periodista subraya que, a pesar de ser señalada como fría o ambiciosa, la reina Sofía vivió una profunda soledad y un dolor personal que aprendió a disimular. En este sentido, su acercamiento a un monje tibetano no fue una simple anécdota, sino una muestra de su deseo de encontrar en la espiritualidad una tabla de salvación en medio de la tormenta.
Según mencionó Eyre, cuando una persona sufre, sufre a pesar de tenerlo todo. Y tal vez, en esos años, la reina Sofía entendió que su verdadero desafío no estaba en las audiencias o en las recepciones oficiales, sino en mantener la calma interior mientras todo a su alrededor se tambaleaba.








