Son muy pocas las figuras monárquicas que despiertan tanto interés como la reina Sofía. Discreta en público, pero con una vida marcada por episodios personales que rara vez trascienden, su imagen ha sido objeto de mitos y verdades a medias. Sin embargo, una reciente revelación de la periodista Pilar Eyre ha sacado a la luz una historia tan inesperada como humana, que muestra a la monarca en un momento de vulnerabilidad.
La cronista, conocida por su profundo conocimiento de la Casa Real española, ha narrado un episodio que vincula a la reina Sofía con un destacado monje tibetano. Más allá del protocolo y la solemnidad, este vinculo demuestra que hasta las grandes figuras políticas necesitan en algunos momentos apoyarse y buscar refugio frente a las turbulencias de la vida privada.
4Un segundo encuentro frustrado
Tiempo después, el monje tibetano viajó a Mallorca para ofrecer una charla. La reina Sofía, al enterarse, lo invitó al Palacio de Marivent. Quería continuar aquella conversación y, según Eyre, buscaba una ayuda más directa para sobrellevar sus circunstancias. Vestidos con sus sencillos trajes naranjas y sandalias, los monjes llegaron al lugar, pero la recepción no fue la esperada. Personas del entorno de la Casa Real les impidieron el paso, asegurando que la visita había sido un error y quedaba cancelada.
El lama lo relató como una oportunidad perdida. No por el prestigio de la cita, sino por la imposibilidad de llevar consuelo a quien lo había solicitado. No obstante, recordó con aprecio los obsequios que llevó a la primera reunión: thangkas —pinturas budistas—, figuras de Buda y un ejemplar del Libro tibetano de la vida y de la muerte, que esperaba hubieran servido de alivio espiritual.








