viernes, 15 agosto 2025

La vitamina olvidada que fortalece tu defensa este otoño: descubre por qué un médico la recomienda

El otoño llega siempre con una promesa silenciosa, la de las hojas crujientes bajo los pies, el aroma a tierra mojada y ese primer café caliente que sabe a gloria. Pero junto a esa estampa bucólica, trae también un eco familiar: el de los primeros estornudos, la carraspera en la garganta y esa sensación de que el próximo resfriado está a la vuelta de la esquina. Nos hemos acostumbrado a aceptarlo como un peaje inevitable de la estación de los colores ocres, pero quizás hemos estado mirando en la dirección equivocada; de hecho, la clave para esquivar los pañuelos podría estar en una vitamina que la mayoría pasa por alto. Es un secreto a voces en las consultas de atención primaria, un detalle que podría cambiar por completo nuestra percepción de esta época del año.

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¿Y si te dijera que tu cuerpo tiene un interruptor de defensa que se va «apagando» a medida que los días se acortan y el sol se vuelve más tímido? No es una metáfora poética, sino una realidad biológica que nos hace vulnerables justo cuando empieza la temporada de virus. Durante este cambio de estación, nos obsesionamos con la ropa de abrigo y las bebidas calientes, sin darnos cuenta de que la verdadera batalla se libra en nuestro interior; y es que, al parecer, un simple nutriente olvidado es el responsable de mantener fuerte nuestro escudo natural contra los virus. La solución podría ser mucho más sencilla y estar más a nuestro alcance de lo que jamás hubiéramos imaginado, transformando por completo la forma en que afrontamos la llegada del frío.

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EL ERROR QUE COMETEMOS TODOS AL PENSAR EN LA VITAMINA C

Fuente Pexels

Cuando sentimos los primeros síntomas de un resfriado, nuestro instinto nos lleva directos al zumo de naranja, a los suplementos de vitamina C y a todo lo que huela a cítrico. No es un mal reflejo, ya que la vitamina C es un antioxidante potente que ayuda a nuestro cuerpo, pero estamos enfocándonos en el actor secundario mientras ignoramos al protagonista. Durante la antesala del invierno, el gran error es pensar que la C lo soluciona todo, ya que la vitamina D es el pilar sobre el que se asienta la respuesta inmune, y sin niveles adecuados, otros nutrientes no pueden trabajar con eficacia. Es como intentar construir una casa empezando por el tejado: por muy buenos que sean los materiales, sin una base sólida, la estructura se viene abajo.

Esta fijación con la vitamina C nos ha hecho olvidar la importancia de otros elementos que son igual o más cruciales para la prevención. De hecho, muchos estudios apuntan a que una gran parte de la población española llega a los meses fríos con un déficit significativo de vitamina D, sin siquiera saberlo. Durante el cambio estacional hacia el frío, nos centramos en los síntomas en lugar de en la raíz del problema, y por eso, un sistema inmunitario con carencia de vitamina D es mucho más propenso a infecciones respiratorias, por mucha vitamina C que consumamos. La estrategia más inteligente no es solo tomar medidas cuando ya estamos enfermos, sino fortalecer nuestras defensas de base para que el otoño no nos pille desprevenidos.


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