martes, 12 agosto 2025

Un agente de la Guardia Civil de Tráfico se sincera: «La multa de 200€ que más ponemos en verano y que todos podéis evitar fácilmente»

La Guardia Civil sabe que, con la llegada del calor, hay una imagen que se repite en cada rincón de España: coche, ventanillas bajadas, música y el calzado oficial del verano, las chanclas. Lo que muchos no saben es que esa estampa tan veraniega puede acabar con una receta de 200 euros. No es una leyenda urbana ni mala suerte, y un agente de Tráfico lo confirma: la multa por conducir con un calzado inadecuado es una de las más comunes y evitables de toda la temporada estival. ¿Pero por qué tanto alboroto por unas simples sandalias? La respuesta no está en el calzado, sino en tus pies.

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Pocos son conscientes de que cuando una patrulla te da el alto por este motivo, no te está multando por una cuestión de moda o por una manía persecutoria. La realidad es mucho más simple y, a la vez, más seria. Lo que ese agente de la Benemérita ha detectado es un riesgo para la seguridad, y por eso actúa. La clave de todo este asunto no está en sancionar el calzado en sí, sino en el peligro real que representa para el control del vehículo, un peligro que la mayoría de conductores subestima hasta que es demasiado tarde. Y es aquí donde empieza la lección que podría ahorrarte un buen susto.

¿LA MANÍA DE LA GUARDIA CIVIL? NO, EL REGLAMENTO

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Puede parecer una cruzada personal, una fijación de los agentes en cuanto suben las temperaturas, pero nada más lejos de la realidad. El motivo por el que te pueden multar por llevar chanclas, sandalias sin sujeción o incluso por ir descalzo o sin camiseta está perfectamente recogido en el Reglamento General de Circulación. No busques un artículo que diga «prohibido conducir con chanclas», porque no lo encontrarás. La clave está en la interpretación de tres artículos mucho más genéricos: el 3.1, el 17.1 y el 18.1, que son los pilares de la seguridad al volante.

Estos artículos, en esencia, dicen algo muy de sentido común: como conductor, tienes la obligación de velar por tu seguridad y la de los demás. Para ello, la normativa especifica que debes mantener en todo momento tu libertad de movimientos para poder reaccionar con eficacia, además de conservar el campo de visión y la atención permanente. Es aquí donde entra el criterio del agente de la Guardia Civil. Es su responsabilidad valorar si tu atuendo o calzado te está impidiendo cumplir con esta obligación fundamental al volante.

EL PELIGRO REAL: QUÉ PASA EN TU COCHE CUANDO LLEVAS CHANCLAS

Dejemos a un lado la ley y vayamos a la práctica, al segundo crucial en el que tienes que frenar de emergencia. ¿Qué ocurre si llevas chanclas? Primero, la suela blanda y flexible no te da la misma superficie de apoyo ni la misma sensibilidad sobre el pedal. Segundo, y mucho más peligroso, la chancla puede doblarse, engancharse en la alfombrilla o, peor aún, deslizarse y quedar atrapada debajo del pedal del freno, impidiéndote ejercer la presión necesaria en el momento justo. En ese instante, los metros que tarda tu coche en detenerse aumentan drásticamente.

Y no es una exageración. Diversos estudios han demostrado que el tiempo de reacción para una frenada de emergencia aumenta considerablemente con este tipo de calzado. Se pierde fuerza de frenado, hasta un 30% menos, y la maniobra se vuelve imprecisa. Imagina un paso de peatones, un niño que cruza de repente o un coche que frena en seco delante de ti. La diferencia entre un susto y una tragedia puede ser, literalmente, el zapato que llevas puesto. La Guardia Civil es testigo de las consecuencias de estas situaciones a diario.

NO SOLO SON LOS PIES: EL KIT COMPLETO DEL VERANO PELIGROSO

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El problema no acaba en los pies. El mismo principio se aplica a otras costumbres veraniegas que parecen inofensivas. Conducir sin camiseta, por ejemplo. Más allá de la falta de decoro, el verdadero peligro es que, en caso de frenazo o accidente, el cinturón de seguridad puede provocar quemaduras y abrasiones graves por la fricción directa con la piel. El tejido de una simple camiseta actúa como una capa protectora fundamental. Por eso, un agente también puede multarte por ir con el torso desnudo, amparándose en que no se garantiza la seguridad.

Otra práctica de riesgo es conducir con una toalla mojada sobre el asiento para no manchar la tapicería. Esto puede hacer que tu cuerpo resbale sobre el asiento en una maniobra brusca, perdiendo la postura correcta de conducción y el control del volante. O la clásica imagen del codo por fuera de la ventanilla. Limita tu capacidad para reaccionar con ambas manos y, en caso de impacto lateral, las lesiones pueden ser gravísimas. La Guardia Civil no persigue estas conductas por capricho, sino porque son factores de riesgo demostrados.

LA VERDAD DEL AGENTE: «NO DISFRUTAMOS MULTANDO ESTO»

Si hablaras de forma sincera con un agente de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, te diría que estas no son las multas que más les gusta poner. No hay un afán recaudatorio detrás de ellas. De hecho, para ellos es una situación frustrante, porque saben que es una sanción que se podría evitar con un gesto muy simple. Su objetivo no es arruinarte el día de playa, sino evitar que ese día acabe en un parte de accidente. La multa es, en última instancia, la única herramienta que tienen cuando la pedagogía no funciona.

Cuando un agente te para y te sanciona, está intentando que tomes conciencia de un riesgo que tú no has percibido. Prefieren mil veces darte una advertencia y que cambies de calzado a tener que rellenar un boletín de denuncia. Pero si la conducta es reiterada o el riesgo es evidente, no les queda más remedio. Por eso, el mensaje que traslada la Guardia Civil es siempre el mismo: prevención. Quieren que entiendas el porqué de la norma para que no sea necesaria la sanción. Su trabajo es que llegues sano y salvo a tu destino.

LA SOLUCIÓN DE UN EURO QUE TE AHORRA 200

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Llegados a este punto, la solución es tan evidente que parece casi insultante tener que explicarla. Pero es la clave para evitar el problema de raíz y disfrutar de un verano sin sobresaltos económicos ni de seguridad. El truco infalible, el consejo de oro que te dará cualquier miembro de la Guardia Civil, es tan sencillo como llevar siempre en el coche un par de zapatillas, mocasines o cualquier calzado cerrado y cómodo que te puedas poner antes de arrancar. Un calzado que te sujete bien el pie y te permita sentir los pedales correctamente.

No cuesta nada. Dejas las chanclas en el asiento del copiloto o en el maletero, te pones tu calzado de conducir y, al llegar a la playa o a la piscina, te vuelves a cambiar. Es un gesto de apenas treinta segundos que te ahorra 200 euros y, lo que es infinitamente más importante, reduce drásticamente el riesgo de tener un accidente. Al final, todo se resume en una simple cuestión de responsabilidad. Y es que la diferencia entre un verano para recordar y una estadística que ningún agente de la Guardia Civil quiere tener que escribir, a veces, cabe en una caja de zapatos.


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