José Ortega Cano ha optado por alejarse del foco mediático en uno de los momentos más delicados de los últimos años. La reciente muerte de Michu, expareja de su hijo José Fernando y madre de su nieta Rocío, ha supuesto un duro golpe para toda la familia y ha abierto un nuevo frente judicial por la custodia de la menor. La presión mediática y la tensión familiar han sido intensas, y el torero ha decidido tomarse un respiro para encontrar algo de calma. Tal y como hemos descubierto en Marca2, su refugio elegido ha sido Costa Ballena, en Cádiz, una exclusiva zona costera que conoce a la perfección y que ha frecuentado en otras ocasiones para pasar temporadas de descanso junto a sus seres queridos. Allí, entre playas tranquilas y paseos marítimos, Ortega Cano intenta recomponerse y proteger su intimidad en medio de un momento marcado por la tristeza y la incertidumbre.
1La situación de José Ortega Cano

El diestro ha sido visto en varias ocasiones disfrutando de las tardes gaditanas acompañado de su círculo más cercano. Junto a él se encuentran su hijo pequeño, José María, de 11 años; su hermana, Mari Carmen; y su cuñado, Aniceto. En este entorno familiar, Ortega Cano parece encontrar un alivio temporal a las preocupaciones que lo persiguen desde Madrid. Según personas que se han cruzado con él, se le ha visto caminar con paso pausado, charlando con su familia y disfrutando de las puestas de sol en la costa. También ha aprovechado para montar en bicicleta por los senderos de la urbanización, una actividad que, más allá de lo físico, parece servirle como ejercicio de desconexión y de cuidado personal.
Aunque la presencia de fotógrafos y periodistas no ha pasado desapercibida, Ortega Cano se ha mostrado cordial y respetuoso en sus breves interacciones con la prensa. Sin entrar en detalles sobre la situación judicial o sobre los conflictos familiares, ha respondido con una frase sencilla pero significativa: “Todo está bien”. Esa serenidad aparente contrasta con la complejidad del momento que atraviesa, pero refleja su intención de no alimentar titulares que puedan agravar las tensiones. Su cuñado Aniceto, más locuaz, ha comentado que “todo le afecta, que duda cabe, pero Ortega está muy bien, disfrutando de estos días por aquí”, unas palabras que subrayan el esfuerzo del torero por centrarse en su bienestar personal y en la compañía de los suyos.
La muerte de Michu ha sido un episodio inesperado que ha alterado la dinámica familiar y mediática. Su ausencia deja a la pequeña Rocío en una situación que requiere una resolución judicial sobre su custodia, un proceso que inevitablemente coloca a Ortega Cano bajo la atención de la opinión pública. Pese a que el torero no es parte directa en el litigio, su posición como abuelo y figura mediática lo convierte en un referente obligado en la cobertura informativa del caso. Consciente de ello, ha decidido distanciarse físicamente de los focos, buscando en Cádiz un espacio que le permita pensar con mayor claridad y recargar energías.