domingo, 10 agosto 2025

Así es la nueva «ingeniería de menús» con la que los restaurantes consiguen que consumas el plato mas caro

La próxima vez que entres en uno de tus restaurantes favoritos, fíjate bien en la carta que te entregan. Ese trozo de papel o cartulina, que a simple vista parece una simple lista de platos con sus precios, es en realidad un campo de batalla psicológico diseñado con una precisión milimétrica. No es una exageración. Cada elemento, desde el tipo de letra hasta el lugar donde se coloca un plato, está pensado para influir en tu decisión. Lo que experimentas al comer fuera de casa, ya que la carta es una sofisticada herramienta de marketing diseñada para guiar tu elección sin que te des cuenta, está condicionado desde el primer segundo. ¿Crees que eliges libremente lo que vas a cenar? Piénsalo otra vez.

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Esta disciplina tiene un nombre, «ingeniería de menús», y combina la psicología, el diseño gráfico y el análisis de costes para maximizar los beneficios de los establecimientos gastronómicos. No se trata de engañar, sino de persuadir. De convertir una simple consulta en una experiencia que te lleve directamente a los platos más rentables para el negocio. Es un juego sutil de percepciones y estímulos. En el competitivo mundo de la hostelería, ya que **los *restaurantes* utilizan estas técnicas para destacar sus platos estrella y aumentar el tique medio por cliente**, cada detalle cuenta. La pregunta es, una vez que conoces las reglas de este juego, ¿puedes seguir jugando sin que te ganen la partida?

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PALABRAS QUE SABEN A GLORIA (Y ENGORDAN LA CUENTA)

Fuente Freepik

Ahora fíjate en las descripciones. No es lo mismo leer «Pescado al horno con patatas» que «Suprema de lubina salvaje horneada a baja temperatura sobre un lecho de patata panadera confitada al aroma de romero». La segunda opción no solo suena mejor, sino que sabe mejor incluso antes de probarla. Los restaurantes son maestros en el arte del «copywriting gastronómico», utilizando un lenguaje evocador que despierta los sentidos y justifica un precio más elevado. Una buena descripción puede transformar un plato sencillo en una experiencia culinaria irresistible, porque las palabras que apelan a la calidad, la frescura y la elaboración artesanal aumentan drásticamente el valor percibido del plato, haciendo que estemos dispuestos a pagar más por él.

Esta técnica va más allá de usar adjetivos bonitos. Se apela directamente a la emoción y a la nostalgia. Términos como «receta de la abuela», «secreto del chef» o «de nuestra huerta» crean una conexión personal y una sensación de autenticidad y confianza. Un negocio de restauración que consigue vincular su oferta a una historia vende mucho más que comida: vende una experiencia. Al leer estas descripciones, ya que los adjetivos sensoriales y las referencias a un origen concreto nos transportan a un lugar de confort y calidad, no solo imaginamos el sabor, sino que sentimos que estamos eligiendo algo especial, único y cuidado, aunque los ingredientes sean exactamente los mismos que los del plato con el nombre simple.


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