No hay una denuncia formal en tribunales, al menos de momento, como si la hubo cuando Just Eat denunció a Glovo, pero ahora que ambas empresas trabajan con repartidores contratados, las dos ponen el ojo contra el tercer competidor del sector: Uber Eats. La plataforma de delivery de la empresa de transporte se ha convertido en la última del sector que mantiene a sus repartidores autónomos, y aunque ya ha tenido que lidiar con una primera inspección de trabajo, que de momento no ha publicado resultados, no han dado señales de plantearse en cambiar de modelo.
Por supuesto que los motivos de la molestia de las otras dos empresas del mundo del delivery varían. Los primeros tienen años señalando que el uso de autónomos tras la aprobación de la ley rider sin que hubiese represalias y sanciones suficientes se traduce en competencia desleal, de hecho llegaron a poner una denuncia contra Glovo por estos motivos, aunque finalmente esta haya sido desestimada. Por su lado, desde el unicornio español señalan en privado y en público que no entienden por qué se ha llevado la presión contra ellos, al extremo de afrontar una denuncia de fiscalía contra su fundador y consejero delegado, Oscar Pierre, por violación de los derechos de los trabajadores.
Es que hasta ahora en Uber Eats han sabido escapar de la tormenta sin rasguños alguno. Más allá de ser señalada por usuarios y repartidores que defienden el modelo de contratación, la empresa sigue operando sin mayores problemas, aunque la entrada de riders en números altos con la salida de los autónomos de Glovo ha generado un mayor número de incidencias, sobre todo por qué el modelo de autónomos permite la presencia de riders indocumentados con una mayor facilidad. Pero la situación es suficientemente delicada como para pensar que no podrán escapar permanentemente de la presión de sus rivales, ni de las instituciones.
Es cierto que la empresa ha hecho lo posible para tener una buena relación con sus repartidores, y con los sindicatos, firmando varios acuerdos con UGT. De momento han podido escapar del temporal, pero aun así es complicado ignorar la tensión del sector en un momento de cambio empujado por la decisión final de Glovo de contratar a los repartidores, y será clave ver cómo se reorganiza el mercado una vez que se resuelvan estas dificultades.
EL OBJETIVO ES QUE SE CUMPLA EL MARCO LEGAL Y HAYA IGUALDAD DE CONDICIONES
Lo cierto es que desde las fuentes consultadas dentro del sector han señalado a Uber Eats por funcionar con una clara ventaja operativa sobre sus dos rivales inmediatos. «Solo esperamos que se cumpla la normativa, y que finalmente haya un marco legal que regularice la situación», explicaron a este medio. Este ha sido el reto que han asumido desde las instituciones públicas con la llegada de las plataformas digitales tanto de delivery como de transporte, y que han querido trasladar también al resto de Europa.
Por eso llama tanto la atención que, al menos hasta ahora, Uber Eats haya escapado de esta presión institucional y social. Es cierto que Glovo ha sido crítica con la ley rider desde su aparición, y que los propios repartidores del unicornio español han señalado como un problema que se les obligue a operar bajo contrato. Es una situación compleja para muchos de ellos que consideran necesario el espacio de los autónomos para poder trabajar con las condiciones deseadas, sobre todo para aquellos que habían conseguido en Glovo una solución para poder empezar a trabajar mientras se resolvía la situación de sus documentos.
UBER EATS SIGUE SIN HACER UN MOVIMIENTO
En cualquier caso, Uber Eats sigue sin mostrar demasiado interés en cambiar su modelo de trabajo de cara a los repartidores. La realidad es que siguen defendiendo, como Glovo hasta el último momento, que sus riders son autónomos y que cumplen con la normativa expresada en la nueva ley. Es cierto que la nueva inspección de trabajo tendrá que tomar una decisión sobre esta realidad, y que la propia presión de los repartidores puede marcar un antes y un después.

Mientras tanto, sigue siendo importante seguir de cerca los pasos de Glovo. No sería la primera vez que cambian de decisión sobre este tipo de estrategias, y su futuro es una pieza clave del rompecabezas de un sector cada vez más complicado.