jueves, 7 agosto 2025

El ‘modo avión’ no solo ahorra batería: el beneficio oculto que pocos conocen

Activar el modo avión en nuestro teléfono móvil se ha convertido en un gesto casi automático, un ritual que muchos asocian exclusivamente con el despegue de un avión o con un intento desesperado por estirar la autonomía de la batería hasta encontrar un enchufe. Sin embargo, limitar la utilidad de esta función a estos dos escenarios es como pensar que el mar solo sirve para mojarse los pies. Detrás de ese pequeño icono de una aeronave se esconde un universo de beneficios que impactan directamente en nuestra salud, nuestra concentración y hasta en la vida útil de nuestro dispositivo, pero su utilidad va mucho más allá de estos supuestos tan conocidos y merece ser explorada en profundidad.

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La mayoría de usuarios desconoce que esta simple acción transforma por completo el comportamiento del terminal, convirtiéndolo en algo más que un ladrillo tecnológico temporalmente incomunicado. Este pequeño interruptor digital esconde una capacidad que impacta directamente en nuestro entorno más inmediato, especialmente durante las horas de descanso o en ambientes que requieren un silencio electromagnético por motivos de seguridad. Comprender su verdadero alcance nos permite tomar las riendas de nuestra exposición a factores ambientales invisibles y, de paso, optimizar nuestro bienestar de una forma tan sencilla que resulta casi insultante no haberlo hecho antes. ¿Estamos realmente aprovechando todo el potencial que nos ofrece?

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EL SECRETO ESTÁ EN LAS ONDAS: MENOS RADIACIÓN, MÁS TRANQUILIDAD

Fuente Freepik

Este es, quizás, el beneficio más significativo y menos conocido. Un teléfono móvil en funcionamiento normal es una pequeña estación de radio que emite y recibe ondas electromagnéticas constantemente para mantenerse conectado a las redes de telefonía, Wi-Fi y Bluetooth. Al activar el modo avión, todas estas antenas se apagan de inmediato. En consecuencia, el dispositivo deja de emitir las radiofrecuencias que utiliza para comunicarse con las antenas de telefonía o los routers Wi-Fi, reduciendo drásticamente la exposición a estos campos electromagnéticos en nuestra proximidad más cercana, como es la cabeza mientras dormimos.

El debate científico sobre los efectos a largo plazo de la radiación no ionizante de los móviles sigue abierto, pero el principio de precaución es una máxima de salud pública. Aunque no existen pruebas concluyentes que vinculen estas emisiones con patologías graves a los niveles permitidos por la regulación, aplicar un principio de precaución minimizando la exposición durante las ocho horas de sueño es una decisión inteligente y sencilla. El uso del modo avión durante la noche es la forma más eficaz de aplicar este principio, garantizando un descanso con la menor exposición posible sin necesidad de apagar el teléfono por completo, manteniendo así funcionales el despertador o la linterna.


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