miércoles, 6 agosto 2025

Jesús Cacho dice que a Pedro Sánchez «se le ha quedado cara de gilipollas»

La derecha mediática se ha echado al monte en su afán por derribar al Gobierno, y algunas de sus estrellas más veteranas están cruzando los límites de lo admisible. Federico Jiménez Losantos prepara un libro sobre los motes insultones que pone a los políticos (a todos, menos a los jefes del PP madrileño, puntal económico y logístico de sus medios); Alfonso Rojo apadrina una serie audiovisual de Periodista Digital que es laudatoria hacia Franco; y Jesús Cacho prosigue con su deriva faltona.

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Cacho, autor del brillante libro ‘El negocio de la libertad’ y creador del principal periódico nativo digital español, El Confidencial, del que salió con polémica para lanzar Vozpópuli, ha firmado uno de sus artículos dominicales más polémicos contra Pedro Sánchez.

«De momento, disfrutemos de la playa, los que puedan, y del secreto placer que produce observar las huellas que el exceso de maldad está dejando en el rostro del desalmado. Le ha ocurrido lo peor que podía pasarle a un sedicente galán de telenovela: se le ha quedado cara de gilipollas, guiño de boboalastres, gesto de tontoelpueblo. Dorian Gray a la española o la cara como espejo del alma. Un final más que merecido», asegura.

SINDICATO DEL CRIMEN 2.0

Los insultos de Cacho están en sintonía con lo que la derecha mediática lleva haciendo 30 años en España. Buena parte de ella utilizó verdades y muchas mentiras para configurar un ‘Sindicato del crimen’ que derribase a Felipe González, tal y como desveló Luis María Anson, y posteriormente llegaron a inventarse que parte de la Guardia Civil se compinchó con ETA para echar al PP del poder en 2004 a través de un atentado que costó casi 200 vidas, el 11M.

Ahora, con el hábil y milagrero Pedro Sánchez provocándoles urticaria, se ha configurado en Madrid un ejército digital de periódicos que, con el sello de ‘periodismo independiente’ (menos de los organismos públicos controlados por el PP), lanza mensajes ruidosos e insultantes.

En 2018 llamaron «golpista» a Sánchez por la moción de censura, en 2019 se fueron a Colón antes de tropezar en las cinco elecciones de ese curso, en 2020 deslegitimaron al PSOE por pactar con Podemos, en 2021 coquetearon con el antivacunismo, en 2022 se mostraron sobrados y eufóricos al son de las encuestas que firmaba Narciso Michavila, en 2023 gritaron «¡Que te vote Txapote!» hasta que les cantaron el «¡No pasarán!», y en 2024 presionaron al PSOE castellano-manchego para promover un tamayazo a nivel estatal.

Es cierto que, al menos, en 2025 tienen argumentos sólidos para la crítica. Porque el ‘caso Koldo’ debiera llevar a Pedro Sánchez a convocar elecciones. Pero él se niega ante el enfado de cierta prensa conservadora que se rasga las vestiduras por algunas anécdotas locales y, por ejemplo, calla ante el desinhibido genocidio perpetrado por Israel.

ESTRATEGIA MEDIÁTICA

La estrategia del ‘Sindicato del crimen 2.0’ (nutrida ideológicamente por el oxímoron que componen el nacionalismo español y la doctrina neoliberal proyankee que aplaude que España sea una colonia soleada de Washington) demonizó a Podemos tras su éxito en las europeas de 2014, al procés tras la declaración de independencia de octubre de 2017, al feminismo tras la exitosa manifestación del 8M de 2018, y a Pedro Sánchez tras su pacto con Pablo Iglesias de finales de 2019.

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Pablo Iglesias y Pedro Sánchez en la firma del acuerdo de Gobierno en noviembre de 2019. Foto: Europa Press.

La resiliencia de Sánchez, y su capacidad para alterar un ciclo electoral que, según la lógica pendular ideológica y neoturnista, debía tener al PP en La Moncloa, ha provocado una ruidera contra la que La Moncloa combate con una estrategia cortoplacista que les lleva a manipular RTVE y a no alentar la creación de ni un solo medio propio.

Si la derecha gana las elecciones de 2027, tal y como es previsible, RTVE, Telefónica, Godó y Prisa se sumarán a la ola victoriosa conservadora y dejarán al encomiable eldiario.es y al militante El Plural como único alimento mediático de esta izquierda anémica de televisiones y radios que está condenada a sufrir un prolongado invierno mediático.

Esa débil izquierda mediática poco podrá hacer frente al coro antifeminista, antiinmigración, anticatalanista, antiimpuestos y proisraelí nutrido por el ‘Sindicato del crimen 2.0’ y los fachatubers andorranos que buscan el desmontaje del Estado del bienestar.

Ese que algunos quieren privatizar para beneficio de los ‘liberales con truco’, que son aquellos que promueven el libre mercado mientras disfrutan de supuestos duopolios que no dejan de ser monopolios encubiertos (esos mismos monopolios que, hace 30 años, eran demonizados), hacen caja con la privatización de los servicios públicos y se hacen de oro a través de las obras públicas obtenidas de forma irregular.


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