El único lugar de España donde el mar brilla por la noche como si fuera el cielo de las Maldivas no es una playa remota y salvaje, sino una de las más icónicas del Mediterráneo. En plena ciudad de Alicante, a los pies del imponente Castillo de Santa Bárbara, la Playa del Postiguet esconde un secreto que solo se revela en la oscuridad de las noches de finales de verano. Durante unas pocas y preciosas semanas, sus aguas se iluminan con cada ola, con cada pisada en la orilla, un fenómeno conocido como ‘mar de Ardora’ que transforma la orilla en un manto de estrellas líquidas y que la mayoría de los bañistas diurnos desconocen por completo.
Este espectáculo, digno de un documental de naturaleza, no requiere viajar a confines exóticos del planeta. Ocurre aquí, en nuestro país, y convierte un simple paseo nocturno en una experiencia casi mágica. La bioluminiscencia del Postiguet es la prueba de que la naturaleza guarda sus mayores tesoros en los lugares más inesperados, ofreciendo a los afortunados testigos que saben cuándo y cómo buscar, un espectáculo natural tan efímero como inolvidable. Una maravilla que convierte a Alicante, durante un breve periodo, en el epicentro de uno de los fenómenos más bellos que se pueden contemplar en las costas de España.
EL SECRETO MEJOR GUARDADO DE ALICANTE: MÁS ALLÁ DEL SOL Y LA ARENA
La Playa del Postiguet es, para muchos, el corazón de Alicante. Una playa urbana por excelencia, vibrante y familiar, cuyo paseo marítimo es un hervidero de vida desde el amanecer hasta bien entrada la tarde. Sin embargo, cuando el sol se pone y la multitud se retira, el Postiguet se transforma. La playa que durante el día es sinónimo de sol, sombrillas y bullicio, revela su cara más íntima y sorprendente, un secreto que solo se revela en la oscuridad de las noches de verano y que la convierte en un lugar completamente diferente. Es en ese silencio cuando el mar comienza a susurrar con luz.
Lo más fascinante de este fenómeno es precisamente su ubicación. No estamos hablando de una cala perdida a la que solo se accede tras una larga caminata, sino del arenal más famoso y accesible de la capital alicantina. Miles de personas pasean por su orilla cada día sin saber que, bajo la superficie, aguarda un ejército de microorganismos listos para iluminar la noche. Esta dualidad, entre su faceta de playa urbana popular y su condición de escenario para un milagro natural, es lo que la hace tan especial, **una dualidad que la convierte en una de las playas más fascinantes de *España*.
LA CIENCIA DETRÁS DE LA MAGIA: ¿QUÉ ES EL ‘MAR DE ARDORA’?
Lo que parece pura magia tiene, como casi siempre, una explicación científica fascinante. El responsable de este espectáculo de luz es un tipo de fitoplancton dinoflagelado, concretamente la especie Noctiluca scintillans, conocida popularmente como «chispa de mar». Estos organismos unicelulares, invisibles al ojo humano durante el día, poseen la capacidad de producir luz a través de una reacción bioquímica, un fenómeno llamado bioluminiscencia. No es una luz constante, sino una respuesta a un estímulo, un mecanismo de defensa que se activa con el movimiento del agua y que sirve para asustar a sus depredadores.
Cuando las condiciones son las adecuadas, estos microorganismos proliferan masivamente creando lo que se conoce como «floración» o «bloom». Es en ese momento cuando cualquier perturbación en el agua, ya sea el romper de una ola, el chapoteo de unos pies en la orilla o el simple movimiento de una mano, desencadena una cascada de destellos azulados o verdosos. Es como si el mar se hubiera llenado de diminutas luciérnagas acuáticas, transformando cada ola en un destello azul verdoso que ilumina la espuma durante unos segundos antes de desvanecerse en la oscuridad. Un fenómeno que se da en muy pocos lugares del mundo y que tenemos la suerte de poder disfrutar en España.
EL CALENDARIO CÓSMICO: CUÁNDO Y CÓMO VER EL ESPECTÁCULO
Este fenómeno no ocurre durante todo el año; tiene su propio calendario, estrechamente ligado a las condiciones ambientales. El momento álgido para presenciar el mar de Ardora en Alicante suele ser a finales de agosto y principios de septiembre. Es entonces cuando se da la combinación perfecta de factores, principalmente las altas temperaturas del agua acumuladas durante el verano, que favorecen la reproducción masiva de este fitoplancton. Las noches cálidas y en calma son las ideales, cuando las altas temperaturas del agua favorecen la proliferación masiva de estos microorganismos y convierten el mar en un caldo de cultivo para la luz.
Para maximizar las posibilidades de éxito, hay que tener en cuenta un factor astronómico clave: la luna. La mejor noche para ir a la caza de la bioluminiscencia es una noche de luna nueva o con la luna en fase menguante, ya que la oscuridad total es fundamental para que el ojo pueda apreciar el sutil brillo. Una vez en la playa, hay que buscar las zonas menos iluminadas por las farolas del paseo. La paciencia es una virtud, pero el truco es interactuar con el agua. Caminar por la orilla húmeda dejará huellas luminosas, y meter las manos en el agua creará estelas de luz, la mejor forma de apreciarlo es alejarse de la iluminación del paseo y agitar el agua suavemente.
UNA EXPERIENCIA ÚNICA EN ESPAÑA: MÁS ALLÁ DE LA FOTOGRAFÍA
Intentar capturar la bioluminiscencia en una fotografía con el móvil es una misión casi imposible que suele acabar en frustración. Este es uno de esos espectáculos que están diseñados para ser vividos y guardados en la retina, no en una tarjeta de memoria. La experiencia de estar de pie en la orilla, en la oscuridad, y ver cómo tus propios pasos encienden el suelo bajo tus pies es algo que va más allá de lo visual. Es una sensación de asombro, de estar presenciando un secreto del planeta, una conexión íntima con la naturaleza en un entorno completamente inesperado que nos recuerda lo extraordinario que puede ser nuestro entorno.
En un país con maravillas naturales tan reconocidas como los Picos de Europa, el Parque Nacional de Doñana o los paisajes volcánicos de Canarias, el mar de Ardora de Alicante se sitúa como una de esas joyas menos conocidas pero igualmente impactantes. Es una experiencia que se codea con la visión de un cielo estrellado en el Teide o el rugido del agua en una cascada pirenaica. Este fenómeno efímero y localizado es, sin duda, una de esas maravillas naturales que sitúan a nuestro país en el mapa de los fenómenos sorprendentes, un motivo más para sentirse orgulloso del patrimonio natural que atesora España.
ALICANTE, UN DESTINO QUE BRILLA CON LUZ PROPIA (Y NATURAL)
La existencia de este fenómeno añade una capa más de atractivo a una ciudad que ya de por sí lo tiene todo para unas vacaciones perfectas. Alicante no es solo sol y playa; es historia viva en el Castillo de Santa Bárbara, es el encanto del barrio de Santa Cruz con sus casas encaladas y sus macetas de colores, y es una gastronomía excepcional donde los arroces son religión. La bioluminiscencia del Postiguet no es un evento aislado, sino la guinda de un pastel ya de por sí delicioso, un atractivo que complementa a la perfección la oferta cultural y de ocio de la ciudad y que ofrece un plan nocturno alternativo y mágico.
Descubrir que el mar puede brillar en la noche es una de esas experiencias que cambian la forma en que miramos nuestro entorno. Nos enseña que incluso los lugares más familiares y cotidianos pueden albergar secretos asombrosos. La próxima vez que pases por Alicante a finales de verano, espera a que caiga la noche, acércate al Postiguet y busca la magia. Podrías ser uno de los afortunados en presenciar este regalo de la naturaleza, la prueba de que la magia a menudo se esconde a plena vista y de que no hace falta irse lejos para encontrar paraísos únicos en España.