El verano estaba siendo perfecto para Belén Esteban. Tras la cancelación de La familia de la tele, la tertuliana de televisión ha aprovechado este inesperado parón profesional para disfrutar de unas vacaciones más largas de lo habitual, recorriendo distintos puntos del país como Sevilla o Ibiza. Especialmente en esta última, donde ha pasado varios días en una villa de lujo equipada con todas las comodidades: tres dormitorios, cuatro baños, una enorme terraza con vistas al mar y una piscina infinita. Un alojamiento exclusivo cuyo precio de alquiler supera los 12.000 euros por semana y que ha sido testigo de algunos de los momentos más íntimos de su verano.
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El verano 2025 de Belén Esteban no ha sido uno cualquiera. Sin compromisos televisivos ni presiones profesionales, ha aprovechado el momento para reencontrarse con sus raíces, con su familia y, sobre todo, con su hija. La estancia en Ibiza ha sido el gran colofón a unas vacaciones marcadas por la calma, la intimidad y los momentos compartidos, y que ahora han terminado con un adiós que pesa más de lo esperado. La villa donde se hospedó —que contaba con todas las comodidades imaginables— se convirtió en un refugio temporal, un escenario ideal para estrechar lazos familiares y reconectar con lo esencial.
Pero el fin de ese oasis ha sido duro. Belén, siempre muy expresiva en redes sociales, ha preferido no entrar en detalles sobre quién la ha acompañado en cada momento ni cómo ha vivido esta despedida, pero el mensaje publicado lo dice todo. La marcha de Andrea ha supuesto un golpe anímico que ha teñido de gris el final del verano, y que ha despertado una oleada de empatía entre quienes siguen el día a día de la colaboradora desde hace años. Ella, que ha compartido con la audiencia cada paso importante de su vida, ha querido dejar constancia de lo que significa volver a separarse de su hija: una mezcla de orgullo por el camino que ha elegido y una tristeza profunda por no poder tenerla cerca.
Aunque todavía quedan semanas de verano por delante, el tono melancólico del mensaje de Belén Esteban anticipa un otoño cargado de emociones. Tras el reencuentro con su hija, y con su programa televisivo en el aire, su horizonte profesional es incierto. Miguel Marcos, su principal apoyo en los últimos años, sigue a su lado, pero es evidente que la conexión emocional con Andrea es irremplazable. La tristeza que ahora siente, y que ha compartido públicamente, refleja el lado más humano de una mujer que, pese a su fama, sigue moviéndose por impulsos profundamente familiares.
Habrá que ver cómo evoluciona este estado anímico en las próximas semanas y si Belén encuentra nuevas vías de distracción o proyectos que la reconecten con su faceta más vitalista. Por ahora, lo que queda claro es que su corazón, como ella misma ha dicho, no está del todo lleno. Falta un pedazo, el más importante para ella, y ese vacío solo lo puede llenar una hija que, aunque vive a miles de kilómetros, sigue siendo el centro de su mundo.