Sueños de libertad, la ficción diaria de Antena 3, es ya una de las series más adictivas de la pequeña pantalla. Con su ritmo ágil, sus personajes profundos y una narración repleta de inesperadas vueltas de tuerca, la creación de José Luis Moreno, su creador, ha conseguido que el espectador permanezca, cada tarde, fiel, sentado frente al televisor. Pero ahora, la serie da un paso más allá y presenta, por fin, a un personaje largamente esperado: llega a la serie José Gutiérrez (el gran actor Ángel Pardo), que llega para hacer saltar por los aires las certezas de los protagonistas y para descubrir un secreto que llevaba décadas oculto.
2EL VILLANO QUE SE ESCONDE EN «SUEÑOS DE LIBERTAD»

Una de las grandes virtudes que atesora Sueños de libertad es, sin duda, la forma de construir a sus antagonistas. Pedro Carpena no es un villano banal y caricaturesco, sino una persona compleja, contradictoria, de lo más dañina. Durante muchos años, fue el gran protector de su hermana, al que se le suponía muy preocupado por su bienestar. Sin embargo, esa fachada de afecto aparente encubría a un hombre capaz de destruir la propia vida de su familia con tal de conservar su poder y su verdad.
Cuando Pedro descubrió que Irene estaba embarazada no tuvo ningún reparo en apelar a amenazas y coacciones con el propósito de borrar del mundo a José. No contento con ello, también manipuló a su hermana para que pariera en un convento y entregara a su hija en adopción. Pero su crueldad no concluyó aquí. Pedro sabía perfectamente en qué familia había sido entregada Cristina, y decidió no comunicarlo jamás a Irene. Su poder ya no provenía únicamente de lo físico o de lo emocional, sino que se tornó simbólico: al apropiarse del destino de su hermana y de su sobrina, también se apropiaba del de ellas.
Ahora en «Sueños de Libertad», con José Gutiérrez, ese castillo de mentiras ya comenzaba a tambalearse, Pedro estaba a punto de ser descubierto. No sólo ante Irene, sino también ante Cristina, que podría darse cuenta de su verdadera procedencia. El pasado se convierte en una amenaza real en el presente. Pedro, por desgracia, siente que por primera vez no va a conseguir tener la situación totalmente bajo control.