domingo, 3 agosto 2025

Atentos a las nuevas incorporaciones a ‘Sueños de Libertad’, la serie de éxito de Antena 3

Sueños de libertad, la ficción diaria de Antena 3, es ya una de las series más adictivas de la pequeña pantalla. Con su ritmo ágil, sus personajes profundos y una narración repleta de inesperadas vueltas de tuerca, la creación de José Luis Moreno, su creador, ha conseguido que el espectador permanezca, cada tarde, fiel, sentado frente al televisor. Pero ahora, la serie da un paso más allá y presenta, por fin, a un personaje largamente esperado: llega a la serie José Gutiérrez (el gran actor Ángel Pardo), que llega para hacer saltar por los aires las certezas de los protagonistas y para descubrir un secreto que llevaba décadas oculto.

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EL REGRESO DE UN AMOR ENTERRADO EN «SUEÑOS DE LIBERTAD»

Fuente: Antena 3

Durante varios meses en «Sueños de Libertad», la figura de José Gutiérrez flotaba sobre las conversaciones y los recuerdos de algunos de los personajes. Su mención se producía con cierta cautela, como si pronunciar su nombre fuera destapar una herida que nunca terminó de cicatrizar. En el epílogo, la idea de José se concreta con su llegada y, con ella, el relato adquiere una nueva dimensión emotiva. José es no sólo un viejo amor de Irene, sino el padre biológico de Cristina, su hija de la que, en términos oficiales, nunca supo, pero a la que ha seguido a escondidas desde hace años.

Su periplo junto a Irene, interpretada con contención y ternura por Ana Labordeta, es uno de esos romances inclementemente truncados por la feroz intervención del destino… o mejor dicho, por la feroz intervención de Pedro Carpena. Cuando José se enteró de que iba a ser padre, su intención era quedarse. Pero Pedro, interpretado por Juanjo Puigcorbé con autoridad helada de miedo, lo amenazó para que desapareciera y dejara a su hermana embarazada y sola. Lo que parecía una huida de cobardía era, en realidad, el último recurso de ir a la desesperación de un hombre dispuesto a destruir lo que hiciera falta para mantener un control absoluto sobre la vida de su hermana.

Esta revelación restablece del todo el mapa emocional de Irene, que había asumido una hipérbole: que había sido abandonada por amor, y ahora descubre que fue víctima de una manipulación familiar, calculada y fría. Y en cuanto a José, nunca olvidó a Irene, ni a Cristina. Años después logró averiguar la identidad de la familia adoptiva de Cristina y trabajó de portero en su edificio para poder seguir su evolución en la penumbra. Su amor paternal, aunque en la penumbra, lo ha mantenido anclado a un tiempo que ahora vuelve a existir de la forma más cruda.

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