Si tu móvil muestra un comportamiento errático de repente, no lo achaques sin más al paso del tiempo o a una mala actualización, ya que podrías estar ante una señal de alarma mucho más seria. Nuestro dispositivo se ha convertido en el cofre que guarda nuestra vida digital entera, una caja fuerte que contiene desde conversaciones íntimas hasta datos bancarios de un valor incalculable. Ignorar las pequeñas anomalías que presenta puede tener consecuencias devastadoras. Esa extraña lentitud o esa batería que se agota sin motivo aparente, es a menudo el primer susurro de un problema mucho mayor que se gesta en segundo plano, una advertencia que debemos aprender a escuchar.
La sensación de que nuestro teléfono ya no nos pertenece del todo, de que actúa con una voluntad ajena, es profundamente inquietante. Los ciberdelincuentes han refinado sus métodos hasta tal punto que su presencia puede ser casi imperceptible para el usuario medio. Ya no se trata de virus evidentes que bloquean la pantalla, sino de sofisticados programas espía que operan en silencio, consumiendo los recursos de nuestro terminal para fines ilícitos. Por ello, aprender a identificar estas sutiles señales es nuestra principal línea de defensa, la única barrera real entre la seguridad de nuestros datos y la exposición total de nuestra privacidad.
5MANUAL DE PRIMEROS AUXILIOS DIGITALES: CÓMO ACTUAR ANTE LA SOSPECHA

Si identificas varios de estos síntomas en tu móvil, lo primero y más importante es no entrar en pánico, pero sí actuar con rapidez. El primer paso crucial es desconectar el dispositivo de cualquier red. Activa el «modo avión» o desactiva manualmente el wifi y los datos móviles. Esta acción corta de raíz la comunicación del malware con su servidor externo, impidiendo que siga enviando tu información o recibiendo nuevas instrucciones. Es una medida de contención inmediata, un torniquete digital que frena la hemorragia de datos mientras decides los siguientes pasos.
Una vez aislado, el siguiente movimiento es hacer una copia de seguridad de tus datos importantes, como fotos, vídeos y contactos, pero no de las aplicaciones ni de sus datos. Tras salvar lo imprescindible, la solución más drástica pero también la más efectiva es realizar un restablecimiento de fábrica. Este proceso borra absolutamente todo el contenido del móvil y lo devuelve a su estado original, eliminando con casi total seguridad el software malicioso. Si no te sientes seguro realizando este proceso, o si la sospecha de espionaje es muy alta, no dudes en acudir a un servicio técnico profesional, donde podrán analizar el dispositivo y asegurar su completa desinfección.