sábado, 2 agosto 2025

La noticia sobre Ana Obregón que ha teñido de negro los platós de Antena 3: «¡Qué horror!»

Ana Obregón ha vivido un momento especialmente duro e incómodo durante su intervención en el programa ‘YAS Verano’ de Antena 3, una experiencia que ha removido viejas heridas que permanecen abiertas desde la trágica pérdida de su hijo Aless. A sus 70 años, la actriz y bióloga ha conseguido reconstruir su vida en parte gracias a la llegada de su nieta-hija Ana Sandra, pero el recuerdo de su hijo fallecido está presente en cada paso que da, en cada proyecto, y también en cada situación emocionalmente sensible. Este viernes, el plató del espacio televisivo que presenta Pepa Romero se convirtió en un escenario de incomodidad y tensión cuando Ana se enfrentó, casi sin esperarlo, a un tema que le resultaba profundamente doloroso: la muerte y, más concretamente, el trabajo relacionado con los enterramientos.

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«¡Qué horror! ¡Qué mal gusto!»

El detonante de esta situación fue la participación de un enterrador que se ha hecho viral en redes sociales por mostrar nichos vacíos en los cementerios, una práctica que, según explicó, pretende desmitificar su profesión y dar visibilidad a su labor sin caer en el morbo. Sin embargo, para Obregón, que ha vivido en carne propia el trauma de enterrar a un hijo, la mera exposición de estos espacios ya supone una falta de sensibilidad para quienes han atravesado una experiencia semejante. “¡Qué horror! ¡Qué mal gusto!”, exclamó visiblemente afectada, tras ver algunos de los vídeos del invitado. A pesar de matizar que respeta profundamente todos los trabajos y que no tiene nada personal en contra del enterrador, Ana no pudo evitar expresar su rechazo hacia una forma de divulgación que, en su opinión, puede herir la sensibilidad de muchas personas.

La tensión fue creciendo hasta el punto de que Ana llegó a plantear abandonar el plató en pleno directo, alegando que necesitaba ir al baño, aunque la presentadora intuyó que se trataba de un intento por esquivar el mal momento. “De hecho, yo tenía que ir al baño, no sé si irme ahora”, dijo, dejando entrever su deseo de no continuar presente durante la entrevista. Aunque se quedó, sus intervenciones fueron firmes y cargadas de emotividad. “Imagínate que tienes que enterrar a un niño. ¿Tú te piensas que a su madre o a su padre le hace ilusión ver ese nicho?”, preguntó al invitado, evidenciando que su reacción no respondía a un capricho sino al dolor real de una madre que ha vivido esa escena en la vida real. Para Ana, existe una línea muy clara entre hablar de la muerte con respeto y banalizar el sufrimiento que esta puede causar. Y aunque el enterrador insistió en que nunca muestra imágenes sensibles ni momentos íntimos del duelo, la conversación se tornó incómoda, tanto para ella como para muchos de los presentes.

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